En el mes de agosto, celebramos 3 fiestas muy importantes que están relacionadas: hoy 2 de agosto la Fiesta de Nuestra Señora, Reina de los Ángeles, el 15 de agosto la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María al cielo y el 22 de agosto la Coronación de Nuestra Señora como Reina de todo lo creado.

Hoy en la fiesta de Nuestra Señora Reina de los Ángeles recordamos a San Francisco y la historia del «Perdón de Asís»:

Un día, San Francisco estaba orando ante un Crucifijo en la Iglesia de San Damián y escuchó una voz que le dijo tres veces: «¡Francisco, vete y repara mi casa, que, como ves, está casi en ruinas!» San Francisco pensó que Nuestro Señor se refería a una Iglesia de ladrillos y reparó con sus propias manos la Porciúncula, una capilla que ahora se encuentra al interior de la Basílica de Nuestra señora de los Ángeles en Asís, Italia.

En la Porciúncula San Francisco fundó la Orden Franciscana, consagró a Santa Clara de Asís al Señor y también ahí falleció el 3 de octubre de 1226. Fue un lugar muy importante en su vida y ahora es un lugar muy importante para todos los Franciscanos y la Iglesia Católica.

Cuenta la historia que en una ocasión, San Francisco estaba en la Porciúncula y se le aparecieron Jesús, la Virgen María y una multitud de ángeles. Jesús le preguntó a San Francisco qué favor le gustaría obtener y San Francisco le pidió una indulgencia plenaria para todos aquellos que visiten la Capilla en la fiesta de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, se confiesen, reciban la Sagrada Eucaristía y hagan una oración por las intenciones del Santo Padre. Nuestro Señor le concedió el deseo a San Francisco y la indulgencia fue aprobada por el Papa Honorio III en el año 1216. Esta indulgencia se conoce como «Perdón de Asís».

El Papa BENEDICTO XVI dijo en el Ángelus el 2 de agosto de 2009:

“Hoy contemplamos en san Francisco de Asís el ardiente amor por la salvación de las almas, que todo sacerdote debe alimentar constantemente: en efecto, hoy se celebra el llamado «Perdón de Asís», que obtuvo del Papa Honorio III en el año 1216, después de haber tenido una visión mientras se hallaba en oración en la pequeña iglesia de la Porciúncula. Apareciéndosele Jesús en su gloria, con la Virgen María a su derecha y muchos ángeles a su alrededor, le dijo que expresara un deseo, y Francisco imploró un «perdón amplio y generoso» para todos aquellos que, «arrepentidos y confesados», visitaran aquella iglesia. Recibida la aprobación pontificia, el santo no esperó ningún documento escrito, sino que corrió a Asís y, al llegar a la Porciúncula, anunció la gran noticia: «Hermanos míos, ¡quiero enviaros a todos al paraíso!». A partir de entonces, desde el mediodía del 1 de agosto hasta la medianoche del 2, se puede lucrar, con las condiciones habituales, la indulgencia plenaria también por los difuntos, visitando una iglesia parroquial o franciscana”.

Indulgencia Plenaria:

Cada año todos los fieles que visiten una iglesia franciscana en cualquier lugar del mundo, entre el mediodía del 1 de agosto y la medianoche del 2 de agosto, pueden obtener la indulgencia plenaria de la Porciúncula. Se deben cumplir con las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa. El perdón se puede obtener para uno mismo o por los difuntos.