El 13 de octubre fue la última aparición de la Santísima Virgen María a los tres pastorcitos en Portugal. Así lo relata Lucía en el libro de sus memorias:

El 13 de octubre de 1917 salimos de casa bastante temprano. Caía una lluvia torrencial. Mi madre temiendo que fuese el ultimo día de mi vida, con el corazón partido por la incertidumbre de lo que iba suceder, quiso acompañarme.

Llegados a Coba de Iría, junto a la encina, transportada de un movimiento interior, pedí al pueblo que cerrase los paraguas para rezar el Rosario. Poco después vimos el reflejo de la luz y seguidamente a Nuestra Señora sobre la
encina.

¿Qué es lo que quiere su Merced de mí? Quiero que hagan aquí una capilla en mi honra, que Soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra va a acabar y los soldados volverán en breve
a sus casas.

Y tomando un aspecto mas triste dijo: «No ofendan mas a Dios, que ya está muy ofendido». Y abriendo sus manos las hizo reflejarse en el Sol. Y mientras se elevaba continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el Sol Impulsada por un movimiento interior dije que miraran al sol y todos vieron que el sol se venía dando volteretas hacia la tierra. (Esto sucedió por tres veces durante diez minutos. Todos gritaban y pedían perdón por sus pecados. Entonces el sol volvió a dar vuelta hacia arriba y quedó quieto).

Desaparecida Nuestra Señora en la inmensa lejanía del firmamento, vimos al lado del sol a Nuestro Señor y San José y a Nuestra Señora vestida de blanco con manto azul que parecían bendecir al mundo.