EL PAÑUELO DE LA VIRGEN.
En la noche del 14 de junio vi en sueños que un grupo de jóvenes que rodeaban a la Santísima Virgen María y que ella le daba a cada uno un pañuelo, y les dijo: “No abran el pañuelo cuando sopla el viento. Y si el viento llega por sorpresa vuélvanse hacia la derecha y no a la izquierda«.
El pañuelo tenia finos bordados con oro de un enorme precio y estaba escrito en el:
“Reina de la Virtudes: La Pureza”.
De pronto empezó a llegar del lado izquierdo un fuerte ventarrón. Varios jóvenes cerraron enseguida el pañuelo, otros se volvieron a la derecha y otros se quedaron con el pañuelo extendido.
Enseguida se desencadenó una tempestad con rayos, truenos, lluvia, granizo y nieve. A los que quedaron con el pañuelo extendido, el granizo fue rompiendo cada pañuelo. Pregunté a Nuestra Señora que significaba aquello y me respondió:
«Esos jóvenes son tus discípulos. El pañuelo es la Santa Virtud de la Pureza«.
«Los que quedaron con el pañuelo destrozado, son los que se expusieron a las tentaciones, a los peligros y ocasiones de pecar».
«Los que doblaron el pañuelo y lo conservaron integro y hermoso, son los que no se han expuesto al peligro de pecar y conservan la Santa Virtud de la Pureza«.
«Y los que se volvieron a la derecha son los que han tenido ocasión de pecar y los ha sorprendido la tentación, pero han sabido encomendarse a Nuestro Señor Jesucristo y le han vuelto la espalda al pecado».