DICIEMBRE 3: SAN FRANCISCO JAVIER.

San Francisco Javier nació el 7 de abril de 1506 en Navarra, España. Cuando tenía 19 años se fue a estudiar a la Universidad de París, estudiando en esta universidad conoció a San Ignacio de Loyola y se hicieron muy buenos amigos. San Ignacio, San Francisco Javier y 5 compañeros más, fundaron la Compañía de Jesús.

Fue un sacerdote misionero. Viajó a varios lugares anunciando el Evangelio, obrando numerosos milagros, convirtiendo y bautizando a más de 30.000 personas. Entre los lugares que visitó se encuentra Goa, India, en donde estuvo durante 3 años. También viajó a Mozanbique, Melindi, Socotra y Japón. Inició su viaje misionero a China pero falleció el 3 de diciembre de 1552, antes de poder ingresar a ese país.

Fue canonizado por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, al mismo tiempo que su amigo San Ignacio de Loyola y en 1927, el Papa Pío XI, lo nombró Patrono de todas las Misiones junto a Santa Teresita del Niño Jesús.

Cuenta la historia que en diciembre de 1633, en Nápoles, el padre Marcello Mastrilli estaba a punto de morir y San Francisco Javier se le apareció pidiéndole que renovara un voto que había hecho para trabajar en Japón y le dijo:

«Todos aquellos que imploren mi ayuda diariamente durante nueve días consecutivos, del 4 al 12 de marzo, y reciban dignamente los sacramentos de la Penitencia y la Sagrada Eucaristía en uno de los nueve días, experimentarán mi protección y podrán esperar con plena seguridad que obtendrán de Dios cualquier gracia que pidan para el bien de sus almas y la gloria de Dios». 

El Padre se levantó, instantáneamente curado. San Francisco Javier ha cumplido su promesa y esta devoción en su honor es conocida universalmente como la Novena milagrosa de la Gracia. 

La Novena de la Gracia comienza el 4 de marzo y finaliza el 12 de marzo día de la canonización de San Francisco Javier o se puede iniciar el 25 de noviembre y finalizar el 3 de diciembre día de su fiesta:

Novena de la Gracia:

Oh San Francisco Javier, muy amado y lleno de caridad, en unión contigo adoro con reverencia la Majestad de Dios y me regocijo con gran gozo en los singulares dones de gracia que te han sido otorgados durante tu vida, así como los dones de gloria después de la muerte y doy gracias a Dios de todo corazón; Te suplico con toda la devoción de mi corazón que te complazcas obtener para mí, por tu eficaz intercesión, sobre todas las cosas, la gracia de una vida santa y una muerte feliz. También, te ruego que me obtengas el siguiente favor (mencionar aquí el favor que se desea obtener). Pero si lo que te pido tan fervientemente no tiende a la gloria de Dios y al mayor bien de mi alma, te ruego que obtengas para mí lo que sea más provechoso para ambos fines. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

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