EL EDICTO DEL CENSO.

Cuenta la Mística María Valtorta en el libro el Hombre Dios, que cuando llegó San José a la Sinagoga y vio el edicto en la puerta de entrada sintió mucha angustia y se regresó a casa.

Así lo relata María Valtorta:

José entra a la casa se sienta junto a la mesa. Apoya su codo en ella y la cabeza sobre la mano.

«¿Tienes algo que te atormenta?» Pregunta María, «¿Puedo consolarte?».

«¿Tú siempre me consuelas María? Pero esta vez tengo una gran preocupación por Ti».

«¿Por mí? ¿De qué se trata?».

«Pusieron un edicto en la puerta de la Sinagoga. Se ordena a todos los Palestinos que se empadronen en su lugar de origen. Debemos ir a Belén».

«¡Oh!» Interrumpe María, poniéndose una mano sobre el vientre.

«¿Te molesta, verdad? Es duro. Lo sé».

«No, José. No es esto. Pienso en las Sagradas Escrituras: En Raquel, Madre de Benjamín y mujer de Jacob de la que nacerá la Estrella: El Salvador. Raquel fue sepultada en Belén, del que está escrito: Y tu, Belén de Efrata, eres el más pequeño entre los poblados de Judá, pero de ti saldrá el DominadorEl dominador que fue prometido a la estirpe de David«.

José está asustado y mira con compasión a María. Ella sonríe y dice a José: «No tengas miedo».

«¡Pero el viaje! ¡Quién sabe cuanta gente! ¿Encontraremos alojamiento? ¿Tendremos tiempo para regresar? Y si dieses a luz allá ¿Cómo nos las arreglaremos? No tenemos casa. No conocemos a nadie».

«No tengas miedo José. Todo saldrá bien. Dios hace que los animales que Él creó encuentren un refugio ¿No crees que también va a encontrar uno para su Mesías? Confiemos en Él. Siempre confiemos en Él. Mientras más fuerte es la prueba, tanto más confiemos en Él».

José la mira y escucha estático. La sonrisa vuelve. «¡Bendita Tú, Sol de mi espíritu! ¡Bendita Tú que sabes ver todo a través de la gracia de la que estás llena! No hay que perder tiempo hay que partir para Belén».  

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