CONSAGRACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LORETO.
Oh Inmaculada Virgen María, venimos a Ti con confianza: recibe este día nuestra humilde oración y nuestro acto de consagración.
Oh Madre, llevaste a Tu Divino Salvador en Tu más puro vientre: recibe nuestro homenaje de fe y amor filial al entrar en espíritu a Tu Santa Casa. Es, por la presencia de la Sagrada Familia, el santo hogar por excelencia. Y es nuestro deseo que toda familia cristiana se inspire en él.
De Jesús, todos los niños aprenden a obedecer y a trabajar. De ti, oh María, todas las mujeres aprenden la humildad y el espíritu de sacrificio. De José, que viviste para Jesús y para ti, todos los hombres aprenden a creer en Dios, a vivir en y para ti, todos los hombres aprenden a creer en Dios, a vivir en la familia y en la sociedad con fidelidad y honestidad. Oh María, oramos por nuestro Papa y por la Iglesia Universal, por nuestro país y por todas las naciones del mundo, por las almas que sufren por todos los pecadores. Y todos deseamos consagrarnos a Ti.
Espiritualmente presentes en la Santa Casa, donde concebiste por obra del Espíritu Santo, queremos repetir con fe viva las palabras del Arcángel Gabriel: «¡Alégrate, llena eres de Gracia, el Señor es contigo!» Queremos invocarte todavía, diciendo: «Dios te salve, María».
Nos volvemos a Ti, oh María. Recibe nuestra consagración a Tu Inmaculado Corazón. Totalmente tuyo, deseamos confirmar con este acto de amor nuestro amor ilimitado por Jesús, Tu Hijo, y nuestra esperanza en Ti, nuestra Madre. Y Tú, oh Reina y Madre de Misericordia, concede a Tus hijos una abundancia de bendiciones celestiales. Amén.
Congregación Universal de la Santa Casa de Loreto.