CREDO MARIANO.
Creo que María desde la Cruz de Cristo fue asignada Madre mía.
Creo que María, Madre del Redentor, quiere salvarme porque soy Su hijo.
Creo, Virgen Auxiliadora, que tu atención maternal jamás se apartará de mí.
Creo que mientras en Ti pienso, Madre mía, estará asegurada mi salvación.
Creo que te alegras y gozas, Madre de mi alma, cada vez que te invoco.
Creo que comprendes y compartes, Madre mía, las penas y alegrías que ofrezco a Ti.
Creo que si no me concedes mis caprichos y antojos, es para mi bien, a que Tu cuidadoso amor maternal me ha destinado.
Creo que te preocupas y me proteges cuando me ves sufrir y luchar en medio de las miserias humanas y tentaciones mundanas.
Creo que sufres, Madre, por mis caídas, pero te alegras cuando me ves arrepentido y con buenos propósitos.
Creo que cuando el Padre quiere santificar a una persona, la hace muy devota de la Virgen María.
Creo que, así como los latidos del corazón son señal de vida, así al invocarte con frecuencia, Madre de Dios, es señal de vida eterna.
Creo oh, Virgen María, que tu mirada no se aparta de mi.
Creo que los que te honran poseerán la vida eterna.
Creo que curas mis heridas cuando te lo pido.
Creo que me quisiste desde el primer momento de mi vida.
Creo que te amaré por toda la eternidad.
Creo que si tengo fe en la Santísima Virgen María veré lo que son milagros.
Creo que, en asunto de salud, la Santísima Virgen María puede hacer lo que los médicos no pueden obtener.
Creo que lo que pide la devoción a María Santísima es luchar contra el pecado y vivir en gracia de Dios.
Creo que cuando María ruega por nosotros, todo se obtiene.
Creo que jamás se ha oído decir que alguno que ha invocado con fe a la Madre de Dios, haya sido abandonado.
Creo que tengo una Madre que nunca me dejará y que a toda costa me salvará: María.
Creo que, si digo varias veces cada día Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, obtendré maravillosos favores en la vida y sobre todo en la hora de la muerte.
Creo que María como en las bodas de Caná, se da cuenta cada día de lo que necesitamos y ruega por nosotros.
Credo Mariano. Editorial Don Bosco.