SIMÓN DE CIRENE (EL CIRINEO) CARGA LA CRUZ DE JESÚS.

Relata María Valtorta:  

Jesús emprende de nuevo el camino. Ya está cerca la Cima del Calvario. El Centurión Longinos ve a un hombre robusto de unos 45 años con sus dos hijos junto a una carreta con verduras, parado en la falda del monte, esperando que pase el cortejo para ir a la ciudad. Longinos el centurión lo mira de arriba a abajo, piensa que le puede servir y le ordena «¡Oye ven aquí!» El Cirineo finge no oír. El centurión repite la orden en tal forma que el Cirineo deja las riendas del borrico a unos de sus hijos y se acerca al centurión.

«¿Ves a ese hombre?» Le pregunta y al hacerlo se vuelve para señalar a Jesús. «No puede seguir así. Tú estás fuerte. Toma su Cruz y llévala hasta la cima».    

El Cirineo dijo: «No puedo, tengo el asno… es asustadizo… los muchachos no pueden sujetarlo». Longinos le dice: «Ve, si no quieres perder el asno y que se te den veinte azotes».

El Cirineo no se opone y grita a los muchachos: «Volved a casa y pronto. Decid que no me tardo», y va a donde Jesús. El cirineo ve que Jesús tuerce la cabeza bajo el yugo de la Cruz y se apresura a levantar la Cruz y lo hace con la delicadeza de un padre, para no mover la corona y rozar sus llagas.

El cortejo emprende de nuevo la marcha. Ahora detrás de Jesús camina el Cirineo con la cruz. Jesús libre del peso de la cruz camina ahora mejor. Jadea fuertemente y se lleva con frecuencia las manos al corazón, como si tuviese un gran dolor. Como Jesús está suelto el último trozo que faltaba de camino se hace pronto. Ya están cerca de la cima del Calvario.

Tomado del libro el Hombre Dios de María Valtorta.

«Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le cargaron con la Cruz para que la llevara detrás de Jesús». (San Lucas 23, 26).

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