En la ciudad de Nápoles, en una tarde se levantó una tempestad tan grande de truenos y relámpagos, que parecía que el mundo se quería acabar. Un soldado español que custodiaba el Castillo de
Tomado de un sermón de San Andrés de Creta: «Por la Cruz, cuya fiesta celebramos, fueron expulsadas las tinieblas y devuelta la luz. Celebramos hoy la fiesta de la cruz y, junto con el
“Te saludamos, Cruz santa, única esperanza nuestra” Así lo decimos en la Iglesia en el tiempo de Pasión, tiempo dedicado a la contemplación de los amargos sufrimientos de Nuestro Señor