EL PODER DEL SANTO ROSARIO: EL SOLDADO Y LA SEÑORA.

En el libro Memorias de Lucia encontramos algunos relatos de gracias alcanzadas con el rezo del Santo Rosario:

EL SOLDADO:

Dice Lucía:

«Un soldado al que encontramos llorando como un niño; había recibido orden de partir a la guerra y dejaba a su mujer enferma en la cama con tres hijos pequeños. Él pedía, o la salud de la mujer, o bien la anulación de la orden.

Jacinta le invitó a rezar con ella el Rosario. Después le dijo:

«No llore; Nuestra Señora es tan buena, que seguro le concede la gracia que le pide».

Y no se olvidó jamás de su soldado. Al final del Rosario, siempre rezaba un Avemaría por el soldado. Pasados algunos meses, apareció el soldado con su esposa y sus tres hijos para agradecer a Nuestra Señora las dos gracias recibidas. A causa de unas fiebres que le habían dado la víspera de la partida, quedó libre del servicio militar; y su esposa fue curada milagrosamente por intercesión de Nuestra Señora«.

LA SEÑORA:

«Una señora y su hijo fueron a arrodillarse delante de Francisco para pedirle que les consiguiera de Nuestra Señora la salud del padre y la gracia para su hijo de no ir a la guerra.

Francisco se arrodilla también, se quita la caperuza y pregunta si quieren rezar con él el Rosario. Ellos dicen que sí; y empiezan a rezar; al poco tiempo todos los presentes también están de rodillas rezando. Más tarde nos acompañan a Cova de Iría. Durante el camino rezan con nosotros otro Rosario; y, allá en el lugar de las apariciones, otro; y se despiden satisfechos.

La pobre mujer promete volver allí para agradecer a Nuestra Señora las gracias que piden, si las alcanzan. Y volvió varias veces, en unión no sólo de su hijo, sino también de su esposo ya curado«.

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