NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, NOVENO DÍA.

OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS:

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por los ultrajes con que Él es ofendido; y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA:

¡Oh Santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de Misericordia! que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de Tu Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en Tu misericordia maternal y agradecidos por las bondades de Tu amantísimo Corazón, venimos a Tus plantas para rendirte el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente Tu mensaje de amor, y la que te pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, para Tu honra y provecho de nuestras almas. Así sea.

(Pedir la gracia que se desea obtener).

DÍA NOVENO (El Inmaculado Corazón de María):

¡Oh Santísima Virgen María, nuestra dulce Madre!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de Tu Corazón misericordioso y les enseñaste la devoción a Tu Inmaculado Corazón, mostrándolo como un medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Ayúdanos, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, a comprender Tu mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea Tu Inmaculado Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con Tu Hijo Jesús.

ORACIÓN FINAL:

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con Su Vida, Muerte y Resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Te suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.

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