MAYO 13: NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA.

APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EL 13 DE MAYO:

El día 13 de mayo de 1917 estando jugando con Jacinta y Francisco encima de la pendiente de Cova de Iría, vimos de repente como un relámpago. “Es mejor irnos para la casa” dije a mis primos.

Comenzamos a descender por la ladera y al llegar poco más o menos a la mitad vimos otro relámpago, y sobre una encina grande que allí había, vimos a una Señora vestida toda de blanco, más brillante que el Sol, irradiando una luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol.

Estábamos tan cerca que quedamos dentro de la luz que ella irradiaba. Entonces nuestra Señora nos dijo: “No tengáis miedo. No os voy a hacer daño”. Le pregunté: “¿De dónde es usted? y me dijo “Soy del cielo y quiero que vengan aquí seis meses seguidos los días 13 y a la misma hora”.

Nos preguntó: “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiere enviaros en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?”. “Sí queremos”. Entonces nos dijo: “Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestra fortaleza”.

Al pronunciar las palabras “la gracia de Dios” abrió las manos comunicándonos una luz tan intensa que nos penetraba el pecho y en lo más íntimo del alma, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios que era esa luz. Caímos de rodillas y repetíamos: “Oh Santísima Trinidad yo Os adoro. Dios mío, Dios mío yo Os amo en el Santísimo Sacramento”.

Pasado un momento la Señora nos dijo:

“Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra”. 

En seguida comenzó a elevarse suavemente, hasta desaparecer en la inmensidad de la lejanía. La luz que la rodeaba iba como abriendo camino en la bóveda de los astros, motivo por el cual alguna vez dijimos que habíamos
visto abrirse el Cielo.

Tomado del libro Memorias de Lucía.

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