Hoy en la Solemnidad del Corpus Christi, recordemos este milagro de San Antonio de Padua que nos muestra la presencia real de Nuestro Señor Jesús en la Santa Hostia:

En el siglo XIII se encontraba San Antonio de Padua predicando en Rimini, Italia, en donde los herejes querían quitarle valor a la Eucaristía y al dogma de la presencia Real de Jesús en el Santísimo Sacramento.

Un día, uno de los jefes de los herejes, Bonvillo, le pidió a San Antonio que mostrara la presencia de Jesús en la Santa Hostia por medio de un milagro y le dijo:

“Yo tengo una mula, la tendré sin comer tres días seguidos. En tres días nos veremos aquí en la plaza y yo le mostraré a la mula pasto y usted le mostrará una Hostia Consagrada. Si la mula se arrodilla ante la Hostia creeré”.

San Antonio ayunó y pidió ayuda a Dios. Cuando llegó el día, la plaza estaba llena de personas, todos estaban a la expectativa para ver qué iba a pasar. En el centro de la plaza se encontraba el hereje con la mula hambrienta.

San Antonio comenzó a caminar hacia la mula llevando la custodia con el Santísimo. Soltaron a la mula, la cual primero se acercó al pasto, pero de repente se volvió hacia San Antonio, se acercó, se postró ante el Santísimo, inclinó la cabeza y permaneció así por un largo tiempo.

Bonvillo, lleno de asombro, comenzó a doblar las piernas lentamente hasta quedar completamente arrodillado. Todos en la plaza siguieron el ejemplo de la mula y se postraron ante el Santísimo Sacramento.

Cuando San Antonio se retiró la mula se dirigió al pasto y comenzó a comer. Todas las personas siguieron a San Antonio cantando y muchos se convirtieron.