EL PODER DEL SANTO ROSARIO: LIBERTAD PARA UNA NACIÓN.

A principios de la década de 1960, el presidente de Brasil, Joao Goulart, se preparaba para difundir el comunismo por todo el país. Parecía inevitable que el régimen comunista se apoderara de Brasil, como le había sucedido a Cuba, pero no todos estaban dispuestos a perder su libertad y sucumbir en una ideología que lleva a las naciones a la miseria. 

El cardenal de Barros Camara le dijo a la gente de Brasil que podían derrocar la amenaza si seguían las instrucciones de Nuestra Señora de Fátima de orar y hacer penitencia.

Poco después, Doña Amelia Bastos, una ex maestra de escuela de 59 años y esposa de un médico militar retirado, reunió a unas 30 amigas y vecinas para formar el primer capítulo de CAMDE: Campanha da Mulher pela Democracia (Campaña de Mujeres por la Democracia), un grupo que difundió un mensaje de lucha pacífica contra la toma del poder comunista a cientos de miles de mujeres en todo el país. Muchos de ellos participaron en las marchas del Rosario. 

Un grupo de Sao Paulo se denominó “Marcha de la familia con Dios hacia la libertad”. Incluyó a más de 600.000 mujeres que llevaban libros de oración y rosarios mientras marchaban con pancartas anticomunistas. Esta y otras manifestaciones con el rezo del Santo Rosario desempeñaron un papel crucial para derrocar al presidente Goulart y frustar la toma de poder comunista en la nación.

En agradecimiento a Dios, las mujeres de Brasil realizaron una marcha aún más grande al día siguiente de haber logrado preservar su libertad. La marcha, que se denominó “Marcha de acción de gracias a Dios”, incluyó a más de un millón de personas.

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