TERCER DÍA DE LA NOVENA AL PADRE CELESTIAL.

ORACIÓN INICIAL:
Padre mío que estás en el Cielo: ¡Cómo es dulce y suave saber que Tú eres mi Padre y que yo soy Tu hijo! Sobre todo, cuando está oscuro el cielo de mi alma y más pesada es mi cruz, es cuando siento la necesidad de repetirte: ¡Padre, creo en Tu amor por mí! Sí creo, que Tú eres para mi, Padre en cada momento de mi vida, y que yo soy Tu hijo. Creo que me amas con un amor infinito.
Padre, creo que velas día y noche sobre mí, que ni siquiera un cabello se cae de mi cabeza sin Tu permiso. Creo, pero aumenta en mí la fe, la esperanza y la caridad.
DÍA TERCERO: MEDITACIÓN “QUE ESTÁS EN EL CIELO”.
Palabras de Jesús: “Tener un padre es algo dulce y una gran ayuda. Yo, en el orden material, he querido tener un padre sobre la tierra para tutelar mi existencia de niño, de muchacho, de joven. Con esto he querido enseñaros, tanto a los hijos como a los padres, cuan grande sea la figura moral del padre.
Pero tener un Padre que está en el Cielo, es una dulzura y una gran ayuda. Mirad a este Padre Dios con temor santo, pero siempre más fuerte que el temor, sea el amor agradecido por el Dador de la vida en la tierra y en el cielo”
ORACIÓN FINAL:
Padre mío, dado que Tú quieres que siempre recurramos a Ti, heme aquí con confianza para pedirte con Jesús y María:
(Pedir la gracia que se desea obtener).
Hacer un Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
Padre Divino dulce esperanza de las almas: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.
Padre Divino, bondad infinita que se funde sobre todos los pueblos: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.
Padre Divino, rocío beneficioso de la humanidad: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.
¡Padre Divino, que el mundo entero proclame Tu gran bondad!