CUARTO DÍA DE LA NOVENA AL PADRE CELESTIAL.

ORACIÓN INICIAL:

Padre mío que estás en el Cielo: ¡Cómo es dulce y suave saber que Tú eres mi Padre y que yo soy Tu hijo! Sobre todo, cuando está oscuro el cielo de mi alma y más pesada es mi cruz, es cuando siento la necesidad de repetirte: ¡Padre, creo en Tu amor por mí! Sí creo, que Tú eres para mi, Padre en cada momento de mi vida, y que yo soy Tu hijo. Creo que me amas con un amor infinito.

Padre, creo que velas día y noche sobre mí, que ni siquiera un cabello se cae de mi cabeza sin Tu permiso. Creo, pero aumenta en mí la fe, la esperanza y la caridad.

DÍA CUARTO: MEDITACION “SANTIFICADO SEA TU NOMBRE”.

Palabras de Jesús: “Con el mismo movimiento de los Serafines y de todos los coros Angélicos, a los cuales, y con los cuales os unís a exaltar el Nombre del Eterno, repetid esta exultante, agradecida y justa alabanza al Santo de los santos. Repetidla pensando en Mí que antes que vosotros, Yo, Dios, la he dicho con suma veneración y con sumo amor. Repetidla en la alegría y en el dolor, en la luz y en las tinieblas, en la paz y en la guerra. Bienaventurados los hijos que nunca han dudado del Padre, y siempre, en cada circunstancia, han sabido decirle: Bendito sea Tu Nombre”.               

ORACIÓN FINAL:

Padre mío, dado que Tú quieres que siempre recurramos a Ti, heme aquí con confianza para pedirte con Jesús y María:

(Pedir la gracia que se desea). 

Hacer un Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Padre Divino dulce esperanza de las almas: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

Padre Divino, bondad infinita que se funde sobre todos los pueblos: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

Padre Divino, rocío beneficioso de la humanidad: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

¡Padre Divino, que el mundo entero proclame Tu gran bondad!

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