SEXTO DÍA DE LA NOVENA AL PADRE CELESTIAL.

ORACIÓN INICIAL:

Padre mío que estás en el Cielo: ¡Cómo es dulce y suave saber que Tú eres mi Padre y que yo soy Tu hijo! Sobre todo, cuando está oscuro el cielo de mi alma y más pesada es mi cruz, es cuando siento la necesidad de repetirte: ¡Padre, creo en Tu amor por mí! Sí creo, que Tú eres para mi, Padre en cada momento de mi vida, y que yo soy Tu hijo. Creo que me amas con un amor infinito.

Padre, creo que velas día y noche sobre mí, que ni siquiera un cabello se cae de mi cabeza sin Tu permiso. Creo, pero aumenta en mí la fe, la esperanza y la caridad.

DÍA SEXTO: Meditación: “Hágase Tú Voluntad en la tierra como en el cielo”.

Palabras de Jesús: «El Reino del Cielo será de quien ha hecho la Voluntad del Padre, no de quien haya acumulado palabras y después se ha revelado al querer del Padre, mintiendo a las palabras antes dichas. También aquí os unís a todo el paraíso que hace la Voluntad del Padre. ¿Y si tal Voluntad la hacen los habitantes del Reino, no la haréis vosotros para haceros, a su vez, habitantes de allá arriba? ¡Oh alegría que os ha sido preparada por el Amor Uno y Trino de Dios! ¿Cómo podéis vosotros no afanaros con perseverante voluntad para conquistarla?».

ORACIÓN FINAL:

Padre mío, dado que Tú quieres que siempre recurramos a Ti, heme aquí con confianza para pedirte con Jesús y María:

(Pedir la gracia que se desea). 

Hacer un Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Padre Divino dulce esperanza de las almas: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

Padre Divino, bondad infinita que se funde sobre todos los pueblos: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

Padre Divino, rocío beneficioso de la humanidad: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

¡Padre Divino, que el mundo entero proclame Tu gran bondad!

   

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