NOVENO DÍA DE LA NOVENA AL PADRE CELESTIAL.

ORACIÓN INICIAL:

Padre mío que estás en el Cielo: ¡Cómo es dulce y suave saber que Tú eres mi Padre y que yo soy Tu hijo! Sobre todo, cuando está oscuro el cielo de mi alma y más pesada es mi cruz, es cuando siento la necesidad de repetirte: ¡Padre, creo en Tu amor por mí! Sí creo, que Tú eres para mi, Padre en cada momento de mi vida, y que yo soy Tu hijo. Creo que me amas con un amor infinito.

Padre, creo que velas día y noche sobre mí, que ni siquiera un cabello se cae de mi cabeza sin Tu permiso. Creo, pero aumenta en mí la fe, la esperanza y la caridad.

DÍA NOVENO: Meditación: “Y no nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal”.

Palabras de Jesús: “Dios no os induce en tentación. Dios os tienta solo con dones de bien y para traeros a Sí. Vosotros, interpretando mal mis palabras, creéis que ellas quieren decir que Dios os induce en tentación para probaros. No. El buen Padre que está en el cielo permite el mal, pero no lo crea. Él es el Bien del que brota todo bien. Pero el mal existe, existió en el momento en el que Lucifer se levantó contra Dios. A vosotros os corresponde hacer del mal un bien, venciéndolo e implorando al Padre las fuerzas para hacerlo”.

ORACIÓN FINAL:

Padre mío, dado que Tú quieres que siempre recurramos a Ti, heme aquí con confianza para pedirte con Jesús y María:

(Pedir la gracia que se desea).

Hacer un Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Padre Divino dulce esperanza de las almas: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

Padre Divino, bondad infinita que se funde sobre todos los pueblos: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

Padre Divino, rocío beneficioso de la humanidad: que Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres.

¡Padre Divino, que el mundo entero proclame Tu gran bondad!

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