NOVENA DE LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, SEXTO DÍA.

ORACIÓN INICIAL:  

Dios te Salve, Reina Y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve; a ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abogada nuestra. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡oh piadosa! ¡oh, dulce siempre Virgen María!  Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.  Amén        

Señor Jesús, concedenos obtener por los méritos del nacimiento de María, Tu Santísima Madre, las gracias que te pedimos en esta novena:

(Pedir la gracia que se desea obtener).

MEDITACIÓN SEXTO DÍA: Los quince años de María.

María tiene quince años. Han transcurrido doce años desde que se internó en el Templo, pero ahora tiene que dejarlo para cumplir la ley. María está sola porque su padre Joaquín y su madre Ana han muerto.

El sumo sacerdote llama a María y le dice: «Hija conozco tu carácter y tu bondad. Se que diariamente has crecido en ciencia y gracia a los ojos de Dios y de los hombres. Se que la voz de Dios murmura en tu corazón sus más dulces palabras. Se que eres la flor del Templo de Dios y que un tercer Querubín está ante el Tabernáculo desde que estás aquí. Quisiera que tu perfume continuase subiendo con el incienso de cada día. Pero la ley dice otra cosa. Tú no eres más una niña sino una mujer. Y toda mujer israelita debe casarse para presentar su hijo varón al Señor. Tendrás que seguir la prescripción de la ley. La ley prescribe que el varón tome una mujer de su estirpe. ¿María no conoces a alguien de tu estirpe, que pueda ser tu esposo?»

En las pupilas de María brilla una lagrima. con voz temblorosa responde: «A nadie». «Entonces que Dios escoja«.      

PALABRAS DE JESÚS: “María es la llena de gracia. Toda la gracia Una y Trina está en Ella. Toda la Gracia Una y Trina la preparó como esposa para las nupcias, como tálamo para la Prole, como Divina para su maternidad y misión.

María es la que cierra el ciclo de las profetizas del Antiguo Testamento y abre el de los portavoces de Dios en el Nuevo Testamento. Verdadera Arca que guardó siempre intacto en su seno la palabra de Dios.

María la segunda Eva, se preparó para ser madre del Mesías con una voluntad fiel y buena. El espíritu de María estaba en el cielo. Su personalidad y su cuerpo en la tierra, y debían pisotear la carne y respetos humanos”.

ORACIÓN FINAL:

Proclama mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.

Porque ha mirado la humillación de su esclava, desde ahora me llamarán Bienaventurada todas las generaciones. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; Su Nombre es Santo. Y Su misericordia llega a los que le temen, de generación en generación.

El hace proezas con Su brazo: Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel Su Siervo, acordándose de Su misericordia. Como lo había prometido a nuestro Padre Abraham y a toda su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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