¡Salve, amadísimo pequeño Jesús, dulcísimo amor, sobre todo amor creado! Te saludo y en los deseos de toda la cristiandad te abrazo.

  ¡Salve, encantador pequeño Jesús, noble Niño de Nazaret, rosa de Jericó, flor del cielo! Atrae nuestros corazones hacia Ti y refréscalos con Tu dulzura.

¡Salve, amado Niño Jesús, Pan vivo de Belén, Cordero inocente de Jerusalén, Rey recién nacido de Judea! Recíbenos en el número de Tus siervos elegidos.

    Salve, hermosísimo pequeño Jesús, pastor vigilante de la oveja celestial, hermano amado de todos los hijos de los hombres, flor delicada plantada por el Espíritu Santo en el corazón virginal de María, amanecer luminoso que se eleva de la noche oscura al gozo de toda la tierra! Aleja de nosotros las tinieblas del pecado.

     ¡Gloria y alabanza a Ti, tierno y dulce Niño Jesús! Desde lo más profundo de mi corazón te adoro porque por amor a mí y a toda la humanidad estuviste dispuesto a nacer en un pesebre y sufrir tanta pobreza y miseria. Doy gracias y adoro Tus tiernos miembros, Tus tiernas manos y pies, y alabo el amor inefable que Te sacó del seno del Padre celestial para nacer en un pobre establo.

     ¡Gloria y alabanza a Ti, noble pequeño Jesús! Te saludo y te alabo con el mismo amor ferviente con el que Tu madre te amó y te alabó tan intensamente.

      Gloria y alabanza a Ti, pequeño Jesús, amado niño, dulce deleite de eterna bienaventuranza. Te saludo y te alabo con el mismo amor que te hizo dejar el Cielo y convertirte en un Niño pobre.

      ¡Gloria y alabanza a Ti, precioso Niño Jesús, gozo y honor de Tu Padre Celestial! Te agradezco por Tu dulce Corazón que revelaste al mundo entero a través de Tu nacimiento. Te saludo una y otra vez, hermosísimo Niño Jesús, dulcísimo deleite del Corazón del Padre, consuelo de las almas enfermas. Te ofrezco mi propio corazón para Tu gloria y servicio.

       ¡Jesús, corona, amor, alegría, bienaventuranza de las vírgenes! Tu amor te hizo Hijo de una Virgen. Que seas glorificado y alabado por siempre. Amén.