ENERO 17: NUESTRA SEÑORA DE PONTMAIN.

El 17 de enero es el aniversario de la aparición de la Santísima Virgen María en Pontmain, un pequeño pueblo de Francia. Es una de las apariciones reconocidas por la Iglesia.

En el año 1870, Francia y Prusia se encontraban en guerra. El ejército alemán iba avanzando victorioso y el ejército francés comenzó a reclutar jóvenes que no tenían experiencia militar. Varios jóvenes de Pontmain fueron reclutados. Antes de partir, el párroco los confesó, celebró la Santa Misa y les dio la Santa Comunión.

En enero del 1871 el ejército alemán había invadido más de la mitad de Francia y se encontraba cerca a Pontmain. Los habitantes de Pontmain se escondían, huían y decían sin esperanza: “Para qué rezamos si Dios no nos oye”.

El 17 de enero de 1871, día de la aparición, Joseph Barbadette de diez años y Eugene Barbadette de doce años, hijos de César y Victoire Barbadette, estaban ayudando a su padre en el establo. Durante un descanso del trabajo, Eugene se acercó a la puerta para mirar el cielo lleno de estrellas y vio a una hermosa Señora que tenía un vestido azul cubierto de estrellas doradas y un velo negro sobre el que se encontraba una corona de oro, sus brazos se encontraban extendidos y le sonreía.

Su padre y su hermano Joseph salieron del establo, Eugene les dijo: “Miren allí, sobre esa casa”, pero solo Joseph pudo ver la hermosa Señora y la describió igual a su hermano, repitiendo: “¡Qué bella es!, ¡Qué bella es!”. Luego salió la madre, Victoire pero tampoco pudo verla, solo los niños la podían ver. Victoire les dijo que podía ser la Santísima Virgen y juntos rezaron cinco Padrenuestros y cinco Avemarías en su honor.

Eran aproximadamente las seis de la tarde, los padres les pidieron a los niños que entraran a cenar y luego les permitieron salir. La hermosa Señora todavía estaba allí. Fueron a buscar a una maestra de la escuela, la hermana Vitaline. Al ver solo las estrellas pero no a la Señora, la hermana regresa a la escuela a buscar a la hermana Marie-Edouard, y tres niños: dos niñas de nueve y once años, Jeanne-Marie Lebosse y Francoise Richer, y un niño, Eugenio Friteau de 6 años, quienes se emocionaron al ver a la Señora y la describieron igual que lo habían hecho los otros niños exclamando: “¡Que Señora tan hermosa!”.

La hermana Marie-Edouard va a buscar al Padre Guerin, Párroco de la Iglesia de Pontmain. Todos los presentes comenzaron a rezar el Santo Rosario. Los niños describieron que apareció un marco de forma ovalada alrededor de la Virgen María que tenía cuatro velas, dos velas se encontraban a la altura de los hombros de la Señora, dos a la altura de las rodillas y había una Cruz roja sobre su corazón. Mientras rezaban el Rosario, la imagen se hizo más grande y las estrellas que se encontraban a su alrededor se multiplicaron y se adhirieron al vestido azul de la Virgen María.

Al terminar el Santo Rosario iniciaron el rezo del Magnificat. Los niños describieron que apareció un letrero debajo de los pies de la Señora en el que se leía la frase “Oren, hijos míos”.

El Padre Guérin, párroco de la Iglesia les pidió a todos que cantaran las letanías a la Santísima Virgen y mientras cantaban apareció el siguiente mensaje: “Dios pronto les concederá lo que le piden” y luego apareció la frase: “Mi hijo se deja conmover”.

El Padre Guerin les pidió a todos que cantaran un himno de alabanza. La Hermana Marie Edouard cantó, “¡Madre de Esperanza, tan dulce nombre, protege nuestro país, ruega por nosotros, ruega por nosotros!”. Los niños que estaban llenos de alegría por la hermosa sonrisa de la Señora, decían: “Mira cómo sonríe”, “Que hermosa es”.

Mientras oraban llegó la noticia de que el ejército alemán se encontraba en Laval, muy cerca de Pontmain. Los niños vieron que la expresión de la Santísima Virgen cambiaba y la vieron triste contemplando una Cruz roja que tenía la imagen de Jesús de un color rojo más oscuro y decía: JESUCRISTO. Luego una de las estrellas encendió las cuatro velas que estaban alrededor de la Virgen María y el Crucifijo desapareció.

Joseph más adelante escribió:

“Su tristeza era más de lo que nadie puede imaginar. Vi a mi madre abrumada por el dolor cuando murió mi padre. Ya sabes lo que ese dolor en el rostro de una madre hace en el corazón de un niño. Sin embargo, recuerdo que pensé que la angustia de mi madre no era nada en comparación con la de la Virgen María”.

A las 8:30 p.m. las personas presentes cantaron el Ave, Maris Stella. Los niños describieron que la Virgen María sonrío y que un velo blanco se levantaba de los pies de la Señora cubriendola progresivamente, hasta que finalmente, alrededor de las nueve de la noche, la aparición terminó.

Durante ese tiempo, el general del ejército alemán Von Schmidt, que estaba listo para arrasar con el pueblo de Laval y avanzar hacia Pontmain, recibió órdenes de no entrar a la ciudad, y pocos días después, se firmó el armisticio entre Francia y Prusia. Todos los jóvenes de Pontmain que habían sido reclutados regresaron a casa, y también el hermano mayor de Eugene y Joseph que se encontraba en el ejército Francés.

Joseph Barbadette y su hermano se convirtieron en sacerdotes. Joseph se hizo miembro de la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada.

Cerca del lugar de la aparición se encuentra la Basílica de Nuestra Señora de la Esperanza de Pontmain que recibe numerosos peregrinos cada año.

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