EL ÚLTIMO MILAGRO DE JESÚS ANTES DE SU MUERTE EN LA CRUZ.
El primer milagro hecho por Jesús en Cana de Galilea, en una boda, fue hecho para complacer a su Madre Santísima. Pero el ultimo milagro de Jesús fue hecho para consolar a su Madre en el momento más difícil de su vida. Así lo relata María Valtorta en el libro el Hombre Dios:
“En la noche del Viernes Santo, la Santísima Virgen María se lamenta y dice: ¡Jesús, piedad! ¡Una señal de tu parte!, una caricia, una palabra para tu pobre Madre que tiene el corazón destrozado. Una señal, una señal, Jesús, si me quieres encontrar viva a tu regreso.
En ese momento un fuerte golpe en la puerta de entrada de la casa hace que todos se sobresalten. Magdalena decidida se dirige a la entrada y pregunta, «¿Quién llama?» Una voz femenina responde: «Soy Nique, tengo algo que darle a la Madre. Abrid pronto».
Juan corre quita los cerrojos y abre la puerta. Entra Nique con la criada y un hombre musculoso que la escolta. Cierran la puerta. Nique dice: «Tengo una cosa para la Madre». Juan pregunta, qué cosa y déjame verla. «Nique dice, no primero su Madre, está en su derecho».
Juan responde: «¡Está casi muerta! No resistirá».
Nique dice: «Le servirá de consuelo, lo veréis».
«Se lo voy a decir». Juan llama suavemente a la puerta.
«¿Quién es?».
Juan dice: «Yo Madre, ha venido Nique y te ha traído un regalo. Espera poder consolarte».
«¡Un solo regalo puede consolarme! y es la sonrisa de su Rostro».
Juan la abraza por miedo que se vaya a caer, y dice: «El regalo es ese, la sonrisa de su Rostro impreso en el lienzo con que Nique le secó en el camino del Calvario».
«¡Oh, Padre! ¡Dios Altísimo! ¡Hijo Santo! ¡Eterno Amor! ¡Sed Benditos! ¡La señal, la señal que había pedido! Haz que pase».
Nique entra, se arrodilla a sus pies, abre el cofre y extrae el lienzo, lo desdobla. Es el rostro de Jesús, vivo rostro suyo doloroso, sin embargo, sonriente. Mira a su Madre y le sonríe.
María da un grito de amor doloroso, lo recibe en sus manos y se arrodilla delante del Rostro de su Hijo, Jesús.
NIQUE: Mujer piadosa de Jerusalén, conocida como la Verónica.
ORACIÓN DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY A LA SANTA FAZ:
Oh, mi hermosa Madre Inmaculada María, Reina de los Dolores, te suplico, por la agonía indecible que sufriste al pie de la Cruz, que ofrezcas al Padre Eterno, en mi lugar, la Santa Faz de tu Divino Hijo, mi Jesús, cubierto de Sangre, llagas y otras indignidades vertidas sobre Él durante Su Sagrada Pasión, y ruégale que me conceda esta gracia (pedir la gracia que se desea obtener).
Amén.