El Papa Juan Pablo II designó el Segundo Domingo de Pascua como el Domingo de la Divina Misericordia, siguiendo las palabras de Nuestro Señor Jesús a Santa María Faustina, que se encuentran en el
Oh Santa Hostia, en la que está encerrado el testamento de la Divina Misericordia para nosotros y, especialmente para los pobres pecadores. Oh Santa Hostia, en la que está oculto el Cuerpo y la