CUARENTA DÍAS DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN: SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR.

«Con su Ascensión el Señor Resucitado atrae nuestra mirada al Cielo, para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el Padre».

Papa Francisco.

«Si habéis resucitado con Cristo, poned vuestro corazón en las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Estén atentos a las cosas de arriba más que a las de la tierra».

Col 3:1-2.

ORACIÓN:

Jesús, te rindo homenaje en la fiesta de Tu Ascensión a los Cielos. Me alegro de todo corazón por la gloria en que has entrado a reinar como Señor del Cielo y tierra. Cuando acabe la lucha de este mundo, dame la gracia de compartir en el Cielo el gozo de Tu victoria por toda la eternidad.

Creo que entraste en Tu Reino glorioso a prepararme un lugar, porque prometiste volver y llevarme contigo. Concédeme buscar solamente la dicha de Tu amor y amistad, para que yo merezca unirme contigo en el Cielo.

Cuando me llegue la hora de subir y presentarme al Padre para rendir cuentas de mi vida, ten compasión de mí.

Jesús, por el amor que me tienes, me has trasladado del mal al bien y de la desgracia a la felicidad. Dame la gracia de elevarme sobre mi debilidad humana. Que Tu Humanidad me dé fuerza en la flaqueza y me libre de los pecados.

Con Tu gloria dame ánimo de perseverancia, pues me has llamado y justificado por la fe. Que yo profundice en la vida que me has dado y alcance los premios eternos que prometes.

Tú me amas, buen Jesús. Haz que yo a mi vez te ame. Te pido que me concedas este favor especial si es la Divina Voluntad (pedir la gracia que se desea obtener).

En Tu constante providencia, guía mis pasos a la vida gloriosa que has preparado para aquellos que te aman. Hazme crecer en santidad y darte gracias, viviendo fielmente para Ti.

Dios y Padre nuestro, haznos participar del gozo de la Ascensión de Tu Hijo Jesucristo. Que la sigamos en la nueva creación, pues Su Ascensión es nuestra gloria y nuestra esperanza. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Alabanzas a Jesús Glorioso:

Te alabo, Corazón de Jesús amadísimo, Fuente de toda bondad.
Te alabo, Corazón de Jesús, todo bondad, por las infinitas gracias que has dado y seguirás dando a las almas de los justos.

Te alabo, Corazón de Jesús, por el tierno amor con que has aliviado tan frecuentemente los corazones devotos con tu divino consuelo.
Te alabo, Corazón de Jesús, que eres todo amor, por la plenitud de tu gracia, el esplendor de tus virtudes, la generosidad de tu corazón y la pureza de tu amor.

Te alabo, Real Corazón de Jesús por tu victoria sobre la muerte y el pecado, tu poder sobre las almas y el triunfo sobre la muerte y el pecado, tu poder sobre las almas y el triunfo sobre vivos y difuntos.

Te alabo, Corazón tan pobre siendo tan rico, por haber despreciado las riquezas terrenas y haber renunciado a los honores mundanales.
Te alabo, Corazón de Jesús obedientísimo por tener hambre de cumplir la voluntad del Padre, y estar sediento de la mayor gloria de Dios y salvación de las almas.

Te alabo, Corazón de Jesús generosísimo, que no buscaste Tu gloria propia; Corazón pacientísimo, que voluntariamente sobrellevaste los mayores insultos; Corazón más abnegado, que anhelabas la Cruz y la abrazaste con amor.

Sacratísimo Corazón de Jesús, enséñame a amarte con todo mi corazón y concede que en la medida de mis limitadas fuerzas imite yo Tus admirables virtudes. Amén.

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