EXTRACTO DE LA HOMILÍA DE SAN JUAN PABLO II, COSPUS CHRISTI 2003.

No estamos solos en nuestra peregrinación:  con nosotros camina Cristo, pan de vida, “panis angelorum, factus cibus viatorum”, “pan de los ángeles, pan de los peregrinos” (Secuencia).

Jesús, alimento espiritual que fortalece la esperanza de los creyentes, nos sostiene en este itinerario hacia el cielo y refuerza nuestra comunión con la Iglesia celestial.

La santísima Eucaristía, resquicio del Paraíso que se abre aquí en la tierra, penetra las nubes de nuestra historia. Como rayo de gloria de la Jerusalén celestial, proyecta luz sobre nuestro camino

“”Ave, verum corpus natum de Maria Virgine“: ¡Salve, verdadero cuerpo de Cristo, nacido de María Virgen! El alma se llena de asombro adorando este misterio tan sublime.

“Vere passum, immolatum in cruce pro homine”. De Tu muerte en la Cruz, oh Señor, brota para nosotros la vida que no muere.

“Esto nobis praegustatum mortis in examine”. Haz, Señor, que cada uno de nosotros, alimentado de Ti, afronte con confiada esperanza todas las pruebas de la vida, hasta el día en que seas viático para el último viaje, hacia la casa del Padre.

O Iesu dulcis! O Iesu pie! O Iesu, fili Mariae!”, “¡Oh dulce Jesús! ¡Oh piadoso Jesús! ¡Oh Jesús, Hijo de María!”. Amén.

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