PALABRAS DE SANTA ANA A SANTA BRÍGIDA DE SUECIA.

En cierta ocasión se apareció Santa Ana a Santa Brígida y le dijo que ella es la abogada de los que viven piadosamente en santo matrimonio:

El sacristán del monasterio de San Pablo, extramuros de la ciudad de Roma, dio a Santa Brígida unas reliquias de Santa Ana, madre de la Santísima Virgen María. Pensando la Santa cómo las debía tener y cómo las podía honrar, se le apareció Santa Ana y le dijo:

«Yo soy Ana, señora de todas las casadas que hubo antes de la ley, y también soy madre de todas las casadas fieles que hay después de la ley, porque Dios quiso nacer de mi generación. Por tanto, tú, hija mía, honra a Dios del siguiente modo:

Bendito seas, Jesús Hijo de Dios, e Hijo de la Virgen María, porque de los esposos Joaquín y Ana elegiste Madre; y así, por los ruegos de Santa Ana, ten misericordia de todos los casados, para que den gloria a Dios, y dirige también a todos los que se disponen para el matrimonio, a fin de que en ellos sea honrado el Señor.

Las reliquias mías que tienes, servirán de consuelo a los que las estimen, hasta que fuere voluntad de Dios honrarlas más encumbradamente en la resurrección universal».

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