SEPTIEMBRE 8: FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
«La aparición de la Virgen en el mundo es como la llegada de la aurora que precede al sol de la salvación: Cristo Jesús. Es como el florecimiento sobre la tierra llena del fango de pecado, de la más hermosa flor que haya brotado en el devastado jardín de la humanidad, es decir, el nacimiento de la criatura humana más pura, más inocente, más perfecta, más digna de la definición que Dios mismo había dado del hombre al crearlo: imagen de Dios, semejanza de Dios, es decir, belleza suprema, profunda, tan ideal en su esencia y en su forma y tan real en su expresión viviente que deja intuir que tal primera criatura estaba destinada, por un lado, al diálogo, al amor de su Creador en una inefable efusión de la beatísima y beatificante Divinidad y en una abandonada respuesta de poesía y de alegría (como es el «Magnificat” de la Virgen), y por otro lado, destinada al dominio real de la tierra».
San Pablo VI.
«¡Tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, ha anunciado la alegría a todo el mundo! Hoy es, pues, el día de este gozo. La Iglesia, el 8 de septiembre, nueve meses después de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Madre del Hijo de Dios, celebra el recuerdo de su nacimiento. El día del nacimiento de la Madre hace dirigir nuestros corazones hacia el Hijo: «De ti nació el Sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, que borrando la maldición, nos trajo la bendición y, triunfando de la muerte, nos dio la vida eterna». Así, pues, la gran alegría de la Iglesia pasa del Hijo a la Madre.
El día de su nacimiento es verdaderamente un preanuncio y el comienzo del mundo mejor (origo mundi melioris) como proclamó de modo estupendo el Papa Pablo VI. Y por esto la liturgia de hoy confiesa y anuncia que el nacimiento de María irradia su luz sobre todas las Iglesias que hay en el orbe».
San Juan Pablo II.
Hoy celebramos el Nacimiento de Nuestra Santísima Madre: María. Aquí hay algunos enlaces para leer en este día: