EL CRUCIFIJO.

En las apariciones de la Santísima Virgen María en la Salette (Francia), a los niños Mélanie y Maximino, la Virgen lleva sobre su pecho el Crucifijo y con él los instrumentos de la pasión de su Divino Hijo. De ese Crucifijo sale una Luz tan brillante que con su resplandor ilumina a la Santísima Virgen. Al igual que Jesús, María también ama la Cruz porque ahí su Hijo redimió la humanidad y nos liberó de la esclavitud.

El Viernes Santo después de subir Jesús al monte Gólgota con la Cruz en el hombro es crucificado a la hora tercia, nueve de la mañana; a la hora sexta, doce del día se oscurece el Gólgota y después de tres horas de agonía, Jesús muere. Es la hora nona, tres de la tarde. José de Arimatea emprende un viaje al pretorio en busca de Pilatos para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilatos se lo entrega. En el trámite dura apróximadamente dos horas. Jesús es bajado de la Cruz, puesto en los brazos de Su Santísima Madre y después es sepultado. Apróximadamente son 8 horas en las que Jesús cuelga en el madero de la Cruz.

Cuenta la historia que en cierta ocasión San Francisco Javier y sus compañeros se encontraban en la isla Molucas y comenzó una gran tormenta. San Francisco para aplacar la tempestad se quita el crucifijo, lo sujeta con un cordón y lo lanza al mar. El cordón se rompe y el crucifijo se pierde en el fondo del mar, pero la tempestad se calma inmediatamente. San Francisco, muy acongojado por la perdida del crucifijo llega a la orilla y, cuando atracan, ven salir del mar un cangrejo que lleva en sus pinzas el crucifijo de San Francisco Javier (El milagro del cangrejo y el crucifijo).

En el Santo Rosario hay un Crucifijo con el poder de aplacar todas las tempestades que aparecen en nuestra vida. Debemos amar la Cruz así como la ama la Santísima Virgen María y como la han amado todos los Santos.

Oración:

Yo te alabo, te adoro, te abrazo, Oh adorable Cruz de mi Salvador: Protégenos, guárdanos, sálvanos. Jesús te amó tanto que por Su ejemplo te amo yo. Por Su santa imagen, calma mis temores. y que sienta solo paz y confianza. Amén.

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