LA VIRGEN DEL PEZ.
Entre los años 1513 y 1514 fue pintada esta imagen llamada la VIRGEN DEL PEZ, que actualmente que se conserva en el Museo del Prado en Madrid. En esta imagen están la Santísima Virgen María con el niño Jesús y están San Rafael, Tobías y San Jerónimo.
Tobías presenta a la Santísima Virgen María el pez con que fue liberada su esposa Sara del demonio que la atormentaba y con el cual también fue curado Tobit, el papá de Tobías, de la ceguera.
San Jerónimo, que está vestido de Cardenal está leyendo la Vulgata (Biblia que él tradujo al latín), parece que le muestra a la Santísima Virgen María las muchas bendiciones y milagros que Jesús obraría en su vida pública por medio de un pez y que se encuentran escritas en los evangelios.
Por ejemplo, en una ocasión, Jesús se metió en la barca de Simón Pedro y les dijo que remaran mar adentro y que echaran las redes para pescar y fueron tantos los peces que cogieron que los apóstoles quedaron asombrados porque llenaron tanto las redes que estaban a punto de romperse y las dos barcas casi se hundían con el peso. (San Lucas 5, 1-9).
Por un pez Pedro pagó el impuesto. Dijo Jesús a Pedro: «Vete al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique. Ábrele la boca y encontrarás una moneda. Cógela y paga el impuesto«. (San Mateo 17, 27).
Por medio de dos peces y cinco panes Jesús alimentó a cinco mil personas (Primer milagro de multiplicación de panes y peces) y después alimenta cuatro mil personas por medio de siete panes y unos peces (segundo milagro de multiplicación de panes y peces). (San Marcos 6, 38-42) y (San Marcos 8, 1-9).
Después de la Resurrección, Jesús se muestra a los apóstoles y confirma su aparición pidiendo un pez que lo come ante el asombro de ellos. Jesús dijo a los apóstoles: “¿Tienen aquí algo de comer? Le dieron un pedazo de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió en su presencia”. (San Lucas 24, 40-43).
Y cuando no habían podido pescar después de toda una noche de trabajo intentando, Jesús resucitado les regala 153 hermosos peces y los espera en la orilla del lago con un pez en las brasas para desayunar. (San Juan 21, 5-11).
Dijo Jesús: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá. ¿Acaso alguno de ustedes sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide un pan? ¿o de darle una culebra cuando le pide un pescado? (San Mateo 7, 7-10).
Y sucederá que todo ser viviente, todo lo que se mueva por donde pase el torrente de este rio se llenará de vida; habrá peces en abundancia. Bastará con que lleguen sus aguas para que haya salud y vida por donde ellas pasen. (Ezequiel 47,9).