ORACIÓN I:

Nuestra Señora del Pronto Socorro, siempre Virgen Madre de Jesucristo nuestro Señor y Dios,
eres poderosa contra el enemigo de nuestra salvación. La promesa divina de un Redentor fue anunciada inmediatamente después del pecado de nuestros primeros padres; y tú, por medio de tu Divino Hijo, aplastaste la cabeza de la serpiente.

Apresúrate, entonces, en nuestra ayuda y líbranos de los engaños de Satanás. Intercede por nosotros ante Jesús para que siempre aceptemos las gracias de Dios y seamos fieles a Él en nuestros estados particulares de vida.

Así como una vez salvaste a nuestra querida ciudad de las llamas devastadoras y a nuestro país de un ejército invasor, ten piedad de nosotros y obtennos protección contra los huracanes y todos los demás desastres.

(Pedir la gracia que se desea obtener).

Ayúdanos en las muchas pruebas que acechan nuestro camino por la vida. Velad por la Iglesia y el Papa mientras defienden con total fidelidad la pureza de la fe y la moral contra una oposición incesante.

Sé para nosotros verdaderamente Nuestra Señora del Pronto Socorro ahora y especialmente en la hora de nuestra muerte, para que podamos obtener la vida eterna por los méritos de Jesucristo, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.

¡Nuestra Señora del Pronto Socorro, apresúrate a ayudarnos!

Amén.

ORACIÓN II:

Oh María, Madre de Dios, que en medio de las tribulaciones del mundo, velas por nosotros y por la Iglesia de Tu Hijo, sé para nosotros y para la Iglesia, verdaderamente Nuestra Señora del Pronto Socorro. Apresúrate a ayudarnos en nuestras necesidades, y consíguenos este favor que te pedimos:

(Pedir la gracia que se desea obtener).

Así como una vez salvaste a nuestra amada ciudad de las llamas devastadoras y a nuestro país de un ejército invasor, ten piedad de nosotros y obtén para nosotros protección contra los huracanes y todos los demás desastres. Sé para nosotros verdaderamente Nuestra Señora del pronto socorro ahora y especialmente en la hora de nuestra muerte.

¡Nuestra Señora del Pronto Socorro, apresúrate a ayudarnos!