ENERO 20: CONVERSIÓN DEL JUDÍO ALFONSO RATISBONA.

Una de las historias de conversión más conocidas y que ha atraído a muchos a la fe católica es la del judío Alfonso Ratisbona.

Alfonso Ratisbona nació en Estrasburgo, Francia, el 1 de mayo de 1814. Sus padres pertenecían a una familia de banqueros judía, con mucho dinero y él estaba destinado a convertirse en heredero de todo el negocio familiar.

Su hermano Teodoro Ratisbona, se había convertido al Catolicismo y entró en la Compañía de Jesús, por el contrario, Alfonso era ateo, despreciaba la religión católica y se burlaba de los católicos, especialmente de su hermano Teodoro a quien consideraba un fanático, y lo hacía responsable de la humillación que pasó su familia a raíz de su conversión.

Alfonso escribió :

“Cuando mi hermano se hizo católico y sacerdote, lo perseguí con una furia más implacable que cualquier otro miembro de mi familia. Estábamos completamente divididos; lo odié con un odio virulento, aunque él me había perdonado completamente”.

En un viaje que hizo Alfonso a Roma, se encontró con algunos amigos de Estrasburgo que lo acogieron y guiaron por la ciudad. Entre ellos se encontraba el barón de Bussieres, quien había abandonado el protestantismo para convertirse al catolicismo, y formaba parte del círculo de devotos de la Medalla Milagrosa.

De Bussieres al ver la aversión de Alfonso a la fe católica le propuso el siguiente desafío: llevar la Medalla Milagrosa y recitar el Memorare (Acuérdate) todos los días. Ratisbona al principio se opuso pero luego accedió, solo para demostrar “lo inútiles y ridículas que eran las prácticas católicas”.

Algunos días después (el 20 de enero de 1842) mientras se encontraban preparando el funeral de un amigo, entraron juntos a la Iglesia Sant’Andrea delle Fratte. Mientras De Bussieres iba a hablar con los frailes, Ratisbona se quedó en la Iglesia. En un momento vio que todo se oscurecía y un resplandor salía de un altar que tenía la imagen de San Miguel Arcángel. Al acercarse vio a la Santísima Virgen María, de pie, con los brazos extendidos, como está en la Medalla Milagrosa.

Así describió él mismo lo ocurrido:

«Estaba caminando por la iglesia y ya había llegado al lugar donde se celebraban las ceremonias fúnebres, cuando me sentí invadido por una gran emoción que no puedo expresar con palabras.

Parecía caer ante mí como un velo; toda la iglesia quedó a oscuras, excepto una capilla que brillaba con el mayor esplendor, y vi a la Santísima Virgen María de pie viva, grande, majestuosa, hermosa, llena de misericordia sobre el altar, asemejándose en su porte y actitud a la imagen de la Inmaculada Concepción que está en la Medalla Milagrosa.

Ante esta vista caí de rodillas donde estaba. Varias veces intenté con esfuerzo levantar los ojos hacia la Virgen María, pero la reverencia y el esplendor pronto me hicieron bajarlos: sin embargo, esto no me impidió tener evidencia de aquella aparición.

De sus manos brotaba una luz dirigida hacia mí, que me llenó de perdón y de misericordia.

En presencia de la Santísima Virgen, aunque ella no me dijo una palabra, comprendí plenamente el horror del estado en que me encontraba, la belleza de la religión católica, en una palabra lo entendí todo».

Alfonso fue bautizado y, el 1848 fue ordenado sacerdote Jesuita. Luego de unos años fundó junto con su hermano Teodoro, la Congregación de Nuestra Señora de Sion, que tenía como objetivo instruir a los judíos en el catolicismo. Durante la Segunda Guerra Mundial, esta congregación ayudó a muchos judíos en medio de la persecución. En 1856, Ratisbona se dirigió a Tierra Santa donde fundó el convento Ecce Homo, una escuela y un orfanato para niñas.

Actualmenta la Iglesia Sant’Andrea delle Fratte, donde ocurrió el milagro es conocida como el Santuario de Nuestra Señora del Milagro. La imagen de San Miguel Arcángel que se encontraba en el altar fue remplazada por una pintura de la Santísima Virgen María, siguiendo la descripción de Ratisbona al momento de la aparición.

Varios Santos han visitado el Santuario de Nuestra Señora del Milagro, por ejemplo: San Maximiliano Kolbe, quien celebró su primera Eucaristía el 29 de abril de 1918, en el altar en donde se apareció Nuestra Señora a Ratisbona y le confió sus proyectos a Nuestra Señora del Milagro, en especial la Milicia de la Inmaculada. San Juan Pablo II, visitó y oró en el altar de la aparición. También Santa Teresa de Calcuta y Santa Teresita del Niño Jesús, entre otros.

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