ORACIÓN INICIAL:

Padre Celestial, fuente y principio de toda luz, que premiaste la fe de San Simeón, y antes de morir, le diste la alegría de tener en sus brazos a Jesucristo, Tu Hijo, la verdadera Luz de todos los pueblos. Concédenos también a nosotros, llevar siempre a Jesús en nuestro corazón al recibirlo en la Santa Eucaristía, y guiados por Su Luz, caminar siempre hacia Él en esta vida y poder disfrutar de Su compañía en la vida eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

SEGUNDO DÍA:

Virgen Obediente, en la presentación en el templo quisiste ofrecer el sacrificio acostumbrado cumpliendo el precepto de la ley, aunque presentaste dos tórtolas que era la ofrenda de los pobres, en Tus brazos llevabas el verdadero Cordero que iba a ser inmolado por nuestros pecados, nuestro Redentor y Salvador. Concédenos que también nosotros, siguiendo Tu ejemplo, aprendamos a ofrecer a Dios el sacrificio de nuestra obediencia y practicar Tus Virtudes, en especial Tu Santa Pureza. Te pedimos Santísima Madre que intercedas por nosotros y nos alcances de Tu Divino Hijo la gracia que pedimos en esta novena:

(Pedir la gracia que se desea obtener).

ORACIÓN FINAL:

Dios todopoderoso y eterno, te pedimos humildemente, que así como Tu Hijo Unigénito fue presentado en el templo en la sustancia de nuestra carne, nos permitas por Tu gracia presentarnos ante Ti con el alma limpia y el corazón puro. Por nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria.