LA CASA DE NAZARET (CASA DE LA ANUNCIACIÓN Y LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS).

«Dios envió el Ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret donde vivía una joven llamada María, era Virgen y estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José descendiente del Rey David. El Ángel entró en la casa donde ella estaba y le dijo: «Alégrate llena de gracia el Señor está contigo». San Lucas 1: 26-28.

Hay varios libros que nos ayudan a conocer y amar más a Nuestro Señor Jesús, a la Santísima Virgen María y a San José. Uno de esos libros es: Mi Vida en Nazaret. En este libro, la Santísima Virgen María narra a Giuliana Crescio varios acontecimientos de la vida de la Sagrada Familia.

Estas son algunas palabras de nuestra Santísima Madre sobre la Casa de Nazaret:

Cuando regresamos de Egipto a Nazaret estuvimos muy contentos y así vivimos durante años en aquella casa donde se inició la historia del mundo, con la venida de Jesús a la tierra. Yo asombrada de ser su madre y de pensar en cómo era posible que Dios hubiese podido venir a la tierra a través mío, en aquel pobre país, en una pobre casa, hijo terrenal de un carpintero, e hijo mío.

Nuestra casa como vosotros sabéis era pequeña, pero para nosotros era muy bella. Amábamos esas pocas cosas, amábamos el perfume que venía de los rosales, amábamos nuestra pequeña huerta. Jesús amaba su rinconcito donde ponía su banquito, sus juguetes cuando no podía jugar al aire libre. El banquito le servía para sentarse y también como una pequeña mesa: ¡Era su pequeño mundo aquel rincón, aquella casa, aquel jardín! La presencia de Jesús embellecía la casa. Jesús: ¡la luz del mundo!

Para otros la nuestra era una casa pobre, ¡para aquellos que eran ciegos en el alma y no veían la luz de Dios! Aquellos que ven la luz de Dios, enriquecen cada cosa, y no dan importancia al valor banal de las cosas. ¡Aquellos que ven la luz de Dios ven la verdad! ¡La verdad es luminosa!

Nuestra casa estaba sobre una pequeña colina allí se llegaba por un sendero un poco escarpado. Por ese sendero un día partió Jesús para llevar el evangelio al mundo y redimirlo, lo vi desaparecer por aquel sendero, con su paso real, su figura alta, sus hombros fuertes y sus cabellos movidos por una leve brisa. Jesús desde jovencito tenía un caminar majestuoso: El Rey de reyes, el pobre de la tierra, aquel que no tenía una almohada para apoyar la cabeza.

Y partió solo con un par de sandalias, aquellas que llevaba puestas, una sola túnica y un pan que le metí en la alforja. También vosotros deberíais andar livianos por el mundo: ¡o sea, pobres de espíritu! Sin apego a las cosas. Las cosas atan. ¡Si miráis demasiado a las cosas perderéis de vista a Dios! ¡Sed pobres de espíritu y seréis verdaderamente ricos en el espíritu!

José cuidaba de nosotros, humilde, fuerte y sabio. José permanece un poco olvidado por la humanidad y sin embargo tiene gran poder de intercesión ante Jesús y por eso ante el Padre Celestial.

José os ama, amadlo y dirigíos a él para pedirle por las justas cosas materiales. Él es un intercesor muy importante entre vosotros y Dios. Ha cuidado de nosotros, cuida de vosotros.

Cuando Jesús tenía doce años, edad en que hablo a los doctores del templo, un día me dijo: «Immi, esta casa volará».

Muchos no creen que nuestra casa haya sido transportada tan milagrosamente y por un motivo: como una prueba, que los hombres verán en el tiempo. Nuestra casa tenía una terraza, tenía la habitación que voló y otra habitación más, que permaneció allá en Nazaret. El taller de José estaba en la huerta.

La casa de Nazaret, que ahora en parte está en Loreto, era para nosotros, una casa llena de recuerdos y de sentimientos. Jesús crecía en belleza y en gracia… José nos custodiaba… crecían las rosas en primavera… Recogíamos las olivas avanzado el otoño. ¡Y era la casa de Dios! ¡La primera Iglesia del mundo!

CASA DE MARIA EN LORETO.

LA CASA DE NAZARETH FUE LA PRIMERA IGLESIA.

La Santa Casa de Loreto.

En el siguiente enlace se encuentra el libro Mi Vida en Nazaret en PDF:

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