QUINTO DÍA DE LA NOVENA DE LA DIVINA MISERICORDIA.
Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios Eterno cuya Misericordia es infinita y en quien el tesoro de la compasión es inagotable, míranos bondadosamente, y auméntanos Tu Misericordia, con el fin de que en los momento difíciles, no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que con la máxima confianza nos sometamos a Tu Santa Voluntad que es el Amor y la Misericordia misma. Amén.
QUINTO DÍA (Las almas de los hermanos separados):
“Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de Mi Misericordia. Durante mi amarga Pasión, desgarraron Mi Cuerpo y Mi Corazón. Es decir, Mi Iglesia. Según regresan a ella, mis llagas cicatrizan y de este modo, alivian Mi Pasión”.
Jesús Misericordioso que eres la bondad misma, Tú no niegas la Luz a quienes te la piden. Acoge en la morada de Tu Compasivo Corazón a las almas de nuestros hermanos separados, y llévalas con Tu Luz a la unidad con la Iglesia, y no las dejes escapar de la morada de Tu Compasivo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu Misericordia.
Padre Eterno, mira con Misericordia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente aquellos que han malgastado Tus bendiciones, y han abusado de Tus gracias, por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y la Amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en Su Compasivo Corazón. Haz que también ellos glorifiquen Tu Divina Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
HACER LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA.