PRIMER DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA.

Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

PRIMER DÍA (Primera aparición del Ángel):

Hacía poco tiempo que jugábamos, cuando un viento fuerte sacudió los árboles y nos hizo levantar la vista para ver lo que pasaba, pues el día estaba sereno. Vemos, entonces, que, desde el olivar se dirige hacia nosotros la figura de la que ya hablé. Jacinta y Francisco aún no la habían visto, ni yo les había hablado de ella. A medida que se aproximaba, íbamos divisando sus facciones: un joven de unos 14 ó 15 años, más blanco que la nieve, el sol lo hacía transparente, como si fuera de cristal, y de una gran belleza. Al llegar junto a nosotros, dijo:

«¡No temáis! Soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo».

Y arrodillándose en tierra, se inclinó hasta que su frente tocó el suelo y nos hizo repetir por tres veces estas palabras:

«¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman».

Después, levantándose, dijo:

«Rezad así. Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas».

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS:

Santísima Virgen María, que te apareciste en Fátima para revelar a los tres pastorcitos los tesoros de gracias escondidos en el rezo del Santo Rosario. Inspira en nuestros corazones un amor sincero a esta devoción, para que, meditando los misterios de nuestra redención, recojamos sus frutos y obtengamos la conversión de los pecadores, la paz para el mundo y este favor que te pido en esta novena si es la voluntad de Dios:

 (Pedir la gracia que se desea obtener).

Oh Santísima Virgen María, que lo que te pido en esta novena, sea para mayor gloria de Dios, para tu propia honra y para el bien de toda la humanidad. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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