MAYO 13: NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA.

Hace 107 años la Santísima Virgen María visitó a los tres pastorcitos en Fátima para darles un mensaje de esperanza para toda la humanidad: La Devoción al Inmaculado Corazón de María y el Santo Rosario, dos herramientas que nos da Dios para vencer el mal en estos tiempos. Respondamos al llamado de nuestra Madre, consagrándonos a Su Inmaculado Corazón y haciendo el Santo Rosario todos los días.

ORACIÓN DE SAN JUAN PABLO II AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA:

¡Corazón Inmaculado, ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que sus efectos inconmensurables pesa ya sobre nuestra época y da la impresión de cerrar el camino, hacia el futuro!

¡Del hambre y de la guerra, líbranos!

¡De la guerra nuclear, de una autodestrucción incalculable y de todo tipo de guerra, líbranos!

¡De los pecados contra la vida del hombre desde sus primeros instantes, líbranos!

¡Del odio y del envilecimiento de la dignidad de los hijos de Dios, líbranos!

¡De toda clase de injusticia, nacional e internacional, líbranos!

¡De la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, líbranos!

¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos! ¡Líbranos!

¡Acoge, Madre de Cristo, este grito cargado del sufrimiento de todos los hombres, cargado del dolor de la sociedad entera!

¡Se manifieste, una vez más, en la historia del mundo el infinito poder del Amor misericordioso! ¡Que este amor detenga el mal! ¡Que transforme las conciencias! ¡En tu Corazón Inmaculado se revele a todos la luz de la Esperanza!

Amén.

(Esta oración hace parte de la Consagración del Mundo al Inmaculado Corazón, se puede leer completa en el siguiente enlace: Consagración del mundo al Inmaculado Corazón, Juan Pablo II, 1983).

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