LA CRUZ Y LA MEDALLA MILAGROSA.
En la medalla milagrosa la letra M está coronada por una cruz, así lo narra Santa Catalina Labouré en la historia de la aparición:
“Un momento después, la medalla gira y, en el reverso, veo la letra M coronada por una Cruz y los corazones de Jesús y María”.
La “M” es la inicial de María, la cruz es la Cruz de Cristo. Los dos signos entrelazados muestran la relación indisoluble entre Jesús y Su Santísima Madre. María está asociada a la misión de salvación de la humanidad a través de Su Hijo Jesús y participa, mediante su compasión, en el acto mismo del sacrificio redentor de Cristo.
La cruz y la letra M simbolizan la estrecha relación de María con el sufrimiento, la pasión y la muerte de su Hijo. La cruz simboliza a Cristo y nuestra redención, y la barra bajo la cruz es un signo de la tierra y del Altar, pues es en el Altar de la Misa donde el Sacrificio del Calvario sigue estando presente en el mundo de hoy. La M significa “María” y “Madre”, y es al pie de la Cruz donde Jesús le confía la misión de convertirse en Madre de todos los hombres. El entretejido de la inicial de María y la Cruz nos muestra la estrecha relación de María con Jesús y que la Santísima Virgen María tiene un papel muy importante en nuestra salvación y como Madre de la Iglesia.
Debajo de la cruz y la M hay dos corazones uno al lado del otro: el Sagrado Corazón de Jesús coronado de espinas y el Inmaculado Corazón de María traspasado por una espada. Los dos corazones representan el amor de Jesús y María por nosotros.
Muchos Santos a través de la historia nos han mostrado su gran amor por la Cruz:
San Benito dice en su medalla: “Que la Santa Cruz sea mi luz y que el demonio no sea mi guía”.
San Antonio de Padua exaltaba la Santa Cruz con estas palabras: “Esta es la Cruz del Señor huid potestades enemigas, ha vencido el León de Juda descendiente de David. Aleluya”.
Santo Tomas de Aquino graba en la pared de una cueva una cruz que decía: “CRUX MIHI CERTA SALUS, CRUX EST QUAM SEMPER ADORO, CRUX DOMINI MECUM, CRUX MIHI REFUGIUM”: “LA CRUZ ES MI SALVACION SEGURA, LA CRUZ ES LO QUE SIEMPRE ADORO, LA CRUZ DEL SEÑOR ESTÁ CONMIGO, LA CRUZ ES MI REFUGIO”.
También hay Santos que tienen una historia extraordinaria con la SANTA CRUZ como San Francisco Javier que la tuvo siempre presente mientras evangelizaba, y en uno de sus viajes, al perder su Crucifijo en el mar, un cangrejo lo sacó del agua y así pudo recuperarlo.
El día que San Roque nació apareció en el techo de la casa el signo de la Cruz, signo que siempre llevaría en su pecho y con el cual recorrió Europa sanando a las personas de la peste al hacer la Señal de la Cruz.
Por eso en la Medalla Milagrosa, la Santísima Virgen María exalta la Santa Cruz abrazándola con los brazos de Su Nombre y con esto nos enseña a todos que la Santa Cruz de Jesús hay que abrazarla, amarla y adorarla.
ORACIÓN A LA SANTA CRUZ:
“Yo te alabo, te adoro, te abrazo. Oh adorable Cruz de mi Salvador. Protégenos, guárdanos, sálvanos. Jesús te amo tanto que por Su ejemplo te amo yo. Por Su santa imagen, calma mis temores y que sienta solo paz y confianza”. Amen.