San Pablo se aparece a Santa Brígida y le dice cómo fue llamado por Dios por medio de las oraciones de San Esteban, cómo el lobo se convirtió en cordero y lo bueno que es orar por todos:

«Hija mía, me comparaste con un león que fue criado entre lobos, y que fue arrancado de entre ellos de una manera maravillosa. Y era un lobo codicioso, hija mía, pero Dios hizo del lobo un cordero por dos razones:

• La primera, por su infinito amor, que hace de lo más indigno sus vasos de gracia, y a los pecadores los hace amigos suyos.
• La segunda fue por las oraciones de San Esteban, protomártir.

Y voy a decirte cómo me sentí y qué tenía en mente cuando lapidaron a San Esteban, y por qué merecí sus oraciones: No me regocijaba ni me deleitaba con los sufrimientos de San Esteban, ni envidiaba su gloria; aun así, quería que muriera porque, en mi opinión, no veía en él a un hombre de verdadera fe. Cuando vi su inmenso celo y su paciencia al soportar el sufrimiento, me apené terriblemente por su falta de fe, cuando en realidad él era el verdaderamente fiel y yo estaba completamente ciego e incrédulo.

Y compadeciéndome de él, oré y supliqué con todo mi corazón que sus amargos sufrimientos le llevaran a la gloria y a la recompensa. Por eso, sus oraciones me beneficiaron a mí en primer lugar, pues por ellas me sacó Dios de entre muchos lobos y me convirtió en un manso cordero.

Por eso es bueno orar por todos, porque la oración de los justos beneficia a los que están más cerca y mejor preparados para recibir la gracia de Dios. Sin embargo, ahora me quejo de que este hombre que habló tan elocuentemente entre los sabios y fue tan paciente ante los que lo apedrearon, haya sido completamente olvidado en los corazones de muchas personas».