UNA LIMOSNA EN EL NOMBRE DE SAN JOSE.
Un hombre indiferente e incrédulo, iba a morir con la blasfemia en los labios y la desesperación en el corazón. Su mujer rezaba y lloraba, y Dios parecía no oírla. Sin embargo, la muerte llegaba a grandes pasos.
Apresúrese, dijo el sacerdote de la Iglesia a la esposa del enfermo, vaya a buscar a un pobre y dele una limosna en el nombre de San José por la conversión de su marido.
Ella corrió por las calles y encontró a un anciano cubierto de harapos, le dio una limosna generosa en el nombre de San José, diciéndole que rezara por la conversión de un pecador.
En ese momento el moribundo había tomado la mano del sacerdote, se la había besado bañado en lágrimas y había pedido perdón con humildad y arrepentimiento de sus pecados. La conversión fue sincera y edificante.
Algunas horas después este hombre entraba en la eternidad, salvado por la limosna dada en el nombre de San José y por la oración del pobre.
San José bendito, patrono de los moribundos, ruega por nosotros