ORACIÓN DEL PAPA PÍO XII A LA INMACULADA CONCEPCIÓN.
Embelesados por el esplendor de Tu belleza celestial, e impulsados por las angustias del mundo, nos arrojamos en Tus brazos, oh Madre Inmaculada de Jesús y Madre nuestra, María, confiados en encontrar en Tu corazón amoroso el apaciguamiento de nuestros ardientes deseos, y un puerto seguro de las tempestades que nos acosan por todos lados.
Aunque degradados por nuestras faltas y abrumados por la miseria infinita, admiramos y alabamos la incomparable riqueza de los dones sublimes con que Dios te ha colmado, por encima de cualquier otra mera criatura, desde el primer momento de Tu concepción hasta el día en que, después de Tu asunción al cielo, te coronó como Reina del Universo.
¡Oh fuente de cristal de la fe, baña nuestras mentes con las verdades eternas! ¡Oh lirio fragante de toda santidad, cautiva nuestros corazones con Tu perfume celestial! ¡Oh vencedora del mal y de la muerte, inspira en nosotros un profundo horror del pecado, que hace al alma detestable para Dios y esclava del Infierno!
Oh Madre amada por Dios, escucha el clamor ardiente que surge de cada corazón. Inclínate tiernamente sobre nuestras heridas. Convierte a los pecadores, seca las lágrimas de los afligidos y oprimidos, consuela a los pobres y humildes, apaga los odios, endulza la dureza, salvaguarda la flor de la pureza en la juventud, protege la santa Iglesia, haz que todos los hombres sientan la atracción de la bondad Cristiana. Que en Tu nombre, resonando armoniosamente en el cielo, reconozcan que son hermanos y que las naciones son miembros de una sola familia, sobre la cual brille el sol de una paz universal y sincera.
Recibe, oh dulcísima Madre, nuestras humildes súplicas, y sobre todo obtén para nosotros que, un día, felices junto a Ti, podamos repetir ante Tu trono ese himno que hoy se canta en la tierra alrededor de Tus altares:
¡Tú eres toda hermosa! ¡Oh María! ¡Tú eres la gloria, Tú eres el gozo, eres el honor de nuestro pueblo! Amén.