Cuenta la historia que en el año 1214 Santo Domingo Guzmán fundador de la orden los Dominicos recibió de las manos de la Santísima Virgen María el Santo Rosario como un arma poderosa para combatir las herejías de los enemigos de la fe. El contacto del Rosario con las manos de María le transmitió la Virtud para resucitar y dar vida a los que con devoción la piden.

Si a la imagen de un Santo, aunque fuese de papel, el Señor le da poder para que al contacto con una persona haga en ella prodigios, qué no harán las cuentas del Santo Rosario después de estar en contacto con la mano poderosa de la Santísima Virgen María. Tengamos fe en las cuentas del Santo Rosario porque, al ser rosas, cuanto más se llevan en las manos más fragancia comunican:

“La palabra Rosario significa ‘Corona de Rosas’, es decir que cada vez que se reza el Rosario con devoción se coloca sobre la cabeza de Jesús y de María una corona de ciento cincuenta y tres rosas rojas y dieciséis rosas blancas. Al ser flores celestiales, estas rosas nunca se desvanecerán ni perderán su belleza”. San Luis De Montfort.

En libro del Año Virgíneo leemos el testimonio de una mujer que sanaba a las personas poniéndoles las cuentas del Rosario y diciendo esta oración:

“El Padre Nuestro lo compuso Cristo nuestro bien y el Ave María por mandato de la Santísima Trinidad lo compuso el Ángel Gabriel, Santa Isabel y la Iglesia. Y en señal de que la devoción del Santo Rosario es del agrado del Todopoderoso ahora esta persona enferma ha de sanar, POR VIRTUD DEL SANTO ROSARIO”.