Cuenta la historia que en un tiempo en que La Orden Carmelita pasaba por un momento difícil por las persecuciones de los enemigos de la fe (alrededor del año 1251), los Carmelitas acudieron a la Virgen María con oraciones, ayunos y penitencias.

En ese momento el general de la Orden era San Simón Stock un hombre de grandes virtudes y un amor muy grande a la Santísima Virgen. Todos los días después de largas horas de oración, le decía: “Flor del Carmelo, Vid fecunda, Esplendor del Cielo. Virgen Madre Singular, humilde y casta; concédenos, Señora a los Carmelitas algún privilegio. Estrella del Mar”.

El 16 de julio de 1251 se le apareció la Santísima Virgen, y le dijo: “Mi amado hijo Simón, aquí tienes este escapulario, que será para ti y los tuyos, un singular privilegio. El que con el muriere no padecerá el fuego eterno”. (Año Virgineo).

Años después, cuando el Papa Juan XXII se encontraba orando, se le apareció la Santísima Virgen y le prometió: “Yo Madre de Misericordia, liberare del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a quien lleve devotamente mi Escapulario”.

El 13 de octubre de 1917 en Fátima, la Virgen María apareció vestida con el hábito Carmelita y tenía en sus manos el Santo Escapulario. Sor Lucía dijo que “el Escapulario y el Rosario son inseparables” y que la Virgen María desea que se propague la devoción al Santo Escapulario.

Oración a Nuestra Señora del Carmen:

¡Oh hermosísima Flor del Monte Carmelo! Vid fecunda,
Esplendor del Cielo, santa y singular, que engendraste al Hijo de Dios, permaneciendo siempre
Virgen Pura, ayúdame en esta necesidad.

¡Oh Estrella del Mar, ayúdame y protégeme!
Muéstrame que eres mi Madre.

¡Oh María, Concebida sin pecado,
ruega por nosotros que recurrimos a Ti!

¡Madre y Ornamento del Carmelo, Ruega por nosotros!
¡Virgen, Flor del Carmen, Ruega por nosotros!
Patrona de todos los que llevan el Escapulario, ¡Ruega por nosotros!
Esperanza de todos los que mueren llevando el Escapulario, ¡Ruega por nosotros!
San José, Amigo del Sagrado Corazón, ¡Ruega por nosotros!
San José, Casto Esposo de María, ¡Ruega por nosotros!
San José, Patrón Nuestro, ¡Ruega por nosotros!
¡Oh dulce Corazón de María, sé mi Salvación!