PALABRAS SOBRE SAN JOSÉ Y ORACIÓN.
Hoy miércoles dedicado a San José, comparto estas hermosas palabras de la Santísima Virgen María a Santa Brígida de Suecia:
«José me sirvió tan fielmente que jamás se oyó en sus labios una palabra frívola, ni una murmuración, ni el menor arranque de ira, pues fue muy paciente en la pobreza, solícito y cuidadoso en el trabajo, suave con los que reprendía cuando era necesario, obediente en servirme, pronto defensor contra los que dudaban de mi virginidad y un fiel testigo de las maravillas de Dios. Se hallaba también tan muerto para el mundo y la carne, que nada deseaba sino las cosas del cielo, y creía tanto en las promesas de Dios, que continuamente decía: ¡Ojalá viva yo y vea cumplirse la voluntad de Dios! Muy rara vez se presentó en reuniones de hombres porque todo su empeño fue siempre en obedecer la voluntad de Dios, y por eso ahora es grande Su gloria».
ORACIÓN DEL PAPA LEÓN XIII A SAN JOSÉ:
A Ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de Tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente Tu patrocinio.
Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con Su Sangre adquirió Jesucristo, y con Tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.
Protege, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, el flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad. Y a cada uno de nosotros protégenos con Tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por Tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén