San Maximiliano Kolbe nació el 8 de enero de 1894 en Polonia. Se caracterizó por su gran amor a la Virgen María, en especial por su devoción a la Inmaculada Concepción.

Cuando tenía 10 años le preguntó a la Virgen María qué deseaba de él y vio a la Santísima Virgen sosteniendo dos coronas, una blanca y otra roja, acercándose a él le preguntó si estaba dispuesto a aceptar alguna de las coronas. La blanca significaba que iba a perseverar en la pureza, y la roja significaba la corona del martirio. San Maximiliano escogió las dos coronas.

Fue el fundador de la Milicia de la Inmaculada que tenía como objetivo trabajar por la conversión de los pecadores y enemigos de la Iglesia.

En 1918, fue ordenado sacerdote y continuó su labor de dar a conocer a la Virgen María en toda Polonia. Durante los siguientes años, Kolbe fundó un periódico mensual titulado “Rycerz Niepokalanej” (Caballero de la Inmaculada). También dirigió una imprenta religiosa y fundó un nuevo monasterio franciscano conventual en Niepokalanow, que se convirtió en un importante centro editorial religioso. También fundó un monasterio en Japón.

Regresó a Polonia, y retomó su trabajo con las publicaciones, también se dedicó a ayudar a los necesitados. Cuando inició la Segunda Guerra Mundial Kolbe fue enviado a prisión pero liberado tres meses después.

San Maximiliano se negó a firmar un documento que lo reconocía como ciudadano alemán por su ascendencia alemana y continuó trabajando en su monasterio, proporcionando refugio a los refugiados, incluso escondiendo a 2.000 judíos de la persecución alemana. Continuó trabajandoo en la editorial y haciendo publicaciones en contra del régimen Nazi.

El 17 de febrero de 1941 fue arrestado por la Gestapo y llevado a la prisión de Pawiak. Tres meses después, fue trasladado a Auschwitz.

En el campo de concentración San Maximiliamo ofreció su vida para salvar a un hombre Polaco, padre de familia, llamado Franciszek Gajowniczek, que había sido escogido para morir de inanición en represalia por la fuga de un prisionero. Gajowniczek sobrevivió milagrosamente a Auschwitz y estuvo presente en la ceremonia de canonización de Maximiliano en 1971.

En la celda, junto con los demás condenados, San Maximiliano oraba, cantaba a la Santísima Virgen María y ayudaba a los demás prisioneros a tener fe y conservar la calma. Después de dos semanas de deshidratación y hambre San Maximiliano seguía con vida. El 14 de agosto los guardias le inyectaron ácido carbólico, un día antes de la fiesta de la Asunción de la Virgen María.

Fue beatificado el 17 de octubre de 1971 por el Papa Pablo VI y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1982 como un mártir de la Iglesia.