PROMESAS PARA LOS DEVOTOS DEL VIACRUCIS.

Estas promesas fueron dadas por Jesús al Hermano Estanislao, un joven español que vivió entre 1903 y 1927. Ingresó a los Hermanos de las Escuelas Cristianas a los 18 años y siendo religioso recibió varios mensajes los cuales escribió por orden de su director espiritual:

1. Yo concederé todo cuanto se me pida con fe, durante el rezo del Vía Crucis.
2. Yo prometo la vida eterna a los que hagan el Santo Vía Crucis.
3. Durante la vida, Yo les acompañaré en todo lugar y tendrán Mi ayuda especial a la hora de la muerte.
4. Aunque tengan más pecados que las hojas de las hierbas que crece en los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos serán borrados por medio de esta devoción al Vía Crucis. (Nota: Esta devoción no elimina la obligación de hacer la confesión).
5. Los que acostumbran rezar el Vía Crucis frecuentemente, gozarán de una gloria extraordinaria en el cielo.
6. Después de la muerte, si estos devotos llegasen al purgatorio, Yo los libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.
7.Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Vía Crucis y mi bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad.
8. A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en mis brazos.
9. Si rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde me complaceré en derramar mi gracia.
10. Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el Vía Crucis con frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.
11. Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que me honran, con el rezo frecuente del Vía Crucis.
12. Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de mí porque Yo les daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.
13. En la hora de la muerte, Yo les consolaré con mi presencia, e iremos juntos al cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis
14. Para éstos devotos del Viacrucis, Mi alma será un escudo de protección que siempre les prestará auxilio cuando recurran a Mí.

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