LA LUZ QUE BAJA DE LO ALTO.

En este tiempo de adviento que bonito conocer estas fórmulas de fe sobre la luz. Cuenta la historia que, estando San Valentín en la cárcel para ser ejecutado, el carcelero Asterius quiso burlarse de él y le dijo: “Si estás en contacto con Dios y él lo puede todo ¿Por qué no curas a mi hija que es ciega?“.

Valentín con calma le dijo: “Tráela esta noche”. El carcelero pensó que si aquello era una broma el mismo mataría a Valentín. Al llegar la joven a la celda. Valentín dijo: “Es Jesucristo la única luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”. Hace la señal de la cruz sobre sus ojos exclamando: “Señor, Tú que eres la luz verdadera, no se la niegues a esta tu sierva” y esta mujer llamada Julia recobró en seguida la vista.

El carcelero y Julia cayeron de rodillas y se convirtieron al cristianismo, pero San Valentín fue ejecutado el día 14 de febrero del año 270.

En agradecimiento Julia plantó una flor de almendro de flores rosadas junto a su tumba. Hoy día es el símbolo del amor y la amistad.

Y esta otra historia tomada del libro el Año Virgíneo nos cuenta, que, en la ciudad de Mesina, había un niño ciego de nacimiento, y la patrona del pueblo era Nuestra Señora de la Luz.  Y por ser el día de su fiesta la sacaron en procesión. En ese momento el niño ciego dormía en la puerta del templo y otro niño le dio un empellón diciéndole que se levantara que venía la procesión y el ciego medio dormido le dijo: “Dios te lo perdone, que estaba soñando que venía la Virgen y me abría los ojos al decir: “Creo que eres la Madre de la Luz”. El otro niño se rio. Pero caso prodigioso apenas estuvo la imagen frente al ciego este Gritó: “Creo que eres la Madre de la luz, dádmela que os quiero ver, si sois hermosa. Y al instante vio. Dejando admirado a todo el pueblo”.

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