FEBRERO 11: NUESTRA SEÑORA DE LOURDES.
En 1858 la Santísima Virgen María se apareció 18 veces en Lourdes a Santa Bernardita Soubirous. El 11 de febrero de 1858 fue la primera aparición. Santa Bernardita fue a a buscar leña junto a otras dos niñas, y vio a una hermosa señora que la invitó a rezar el Santo Rosario. Así narra ella la aparición en una carta dirigida al padre Gondrand en 1861:
«Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. En seguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una Mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de Su Rosario.
Creyendo estar equivocada, me restregué los ojos. Metí la mano en el bolsillo para buscar mi Rosario. Quise hacer la Señal de la Cruz, pero fui incapaz de llevar la mano a la frente. Cuando la Señora hizo la Señal de la Cruz, lo intenté yo también y, aunque me temblaba la mano, conseguí hacerla. Comencé a rezar el Rosario, mientras la Señora iba desgranando sus cuentas, aunque sin despegar los labios. Al acabar el Rosario, la visión se desvaneció.
Pregunté entonces a las dos niñas si habían visto algo. Ellas lo negaron y me preguntaron si es que tenía que hacerles algún descubrimiento. Les dije que había visto a una mujer vestida de blanco, pero que no sabía de quién se trataba. Les pedí que no lo contaran. Ellas me recomendaron que no volviese más por allí, a lo que me opuse. El domingo volví, pues sentía internamente que me impulsaban.
Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez, y me preguntó si querría ir durante quince días. Le dije que sí, y ella añadió que debía avisar a los sacerdotes para que edificaran allí una capilla. Luego me ordenó que bebiera de la fuente. Como no veía ninguna fuente, me fui hacia el río Gave, pero ella me indicó que no hablaba de ese río, y señaló con el dedo la fuente. Me acerqué, y no hallé más que un poco de agua entre el barro. Metí la mano, y apenas podía sacar nada, por lo que comencé a escarbar y al final pude sacar algo de agua; por tres veces la arrojé y a la cuarta pude beber. Después desapareció la visión y yo me marché.
Volví a ir allá durante quince días. La Señora se me apareció como de costumbre, menos un lunes y un viernes. Siempre me decía que advirtiera a los sacerdotes que debían edificarle una capilla, me mandaba lavarme en la fuente y rogar por la conversión de los pecadores. Le pregunté varias veces quién era, a lo que me respondía con una leve sonrisa. Por fin, levantando los brazos y ojos al cielo, me dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción».
Hoy día de Nuestra Señora de Lourdes, también se celebra la Jornada Mundial de los Enfermos, instituida el 13 de Mayo de 1992 por el Papa Juan Pablo II, este día pidámosle a Dios, que por la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes, nos conceda la salud de alma y cuerpo. También pidamos por la salud de nuestros familiares y en especial por todos los enfermos para que Dios les de consuelo y encuentren alivio a sus sufrimientos.