LA SANGRE DE CRISTO, TERROR DE LOS DEMONIOS.

Tomado del libro el Hombre Dios de Maria Valtorta.

Relata María Valtorta: “Después que Jesús fue condenado, Judas se dirige al Huerto de los Olivos, busca el lugar donde se llevó a cabo la detención de Jesús. La tierra se ve pisoteada, también la hierba y gotas de sangre esparcidas por el suelo. Judas mira la sangre y da un grito: ¡Esa sangre, esa sangre y retrocede como si la sangre se convirtiese en un mar que sube y baja!

Da unos pasos y ve el manto de Jesús que dejó doblado sobre el peñasco, lo reconoce, pero siente miedo, estira la mano lo abre y al ver sobre el manto las huellas de las manos ensangrentadas que enjugaron su rostro, grita: ¡sangre…sangre…sangre! Judas suelta el manto y mira alrededor y también sobre el peñasco donde Jesús se apoyó con la espalda cuando el ángel lo consolaba, hay manchas de sangre. Grita: ¡sangre…sangre…sangre! Baja los ojos para no verla y se encuentra que la hierba está manchada también de sangre y que debido al roció parece como si fuera recién caída. Da un grito ¡no quiero verla, no puedo ver esa sangre! Auxilio. Se lleva las manos a la garganta como si se estuviera ahogando en un mar de sangre. Pega un grito y dice atrás, atrás. Esa sangre es un mar, cubre la tierra y sobre ella no hay lugar para mí, porque no puedo ver esa sangre que la cubre ¡soy el nuevo Caín del inocente!

Sale y entra en el Cenáculo ve sobre la mesa el Cáliz que se empleó para la Eucaristía, todavía hay un poco de vino rojo en el fondo y vuelve a gritar ¡sangre…sangre…sangre, también aquí está su sangre. “Haced esto en recuerdo de mí. Tomad y bebed esta es mi sangre. La sangre del nuevo testamento que será derramada por vosotros. Y dijo Judas: Pero no por mí, por mi pecado. No le pido perdón, porque no me perdonará. No hay lugar donde el Caín de Dios pueda encontrar reposo. Y al salir se encuentra con María, Judas trata de huir y María le dijo: Judas detente. Arrepiéntete. Te lo digo en su Nombre: Jesús perdona.

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