LA ORACION PERSEVERANTE.
El siguiente testimonio nos enseña que hay que perseverar en la oración. Santa María Faustina relata en su diario de la Divina Misericordia:
“Hoy 22 de mayo de 1917 hace un calor difícil de soportar, deseamos la lluvia sin embargo no llueve. Desde hace algunos días el cielo se nubla, pero la lluvia no llega. Al mirar las plantas sedientas de lluvia, me ha dado lastima y he decidido rezar el Rosario de la Misericordia hasta que Dios envíe la lluvia. Después de la merienda el cielo se ha cubierto de nubes y ha caído una lluvia torrencial sobre la tierra. He rezado esta plegaria durante 3 horas sin cesar. Y el Señor me ha dado a conocer que a través de esta oración se puede obtener todo”.
(Diario 1128).
Oh, Jesús por los méritos de tu dolorosa pasión ten Misericordia de nosotros y del mundo entero y danos la paz.