LA HIGUERA.

El árbol de la Higuera símbolo de la prosperidad y del bienestar en el pueblo de Israel, es un árbol con muchas virtudes:

Es un árbol medicinal.  En Isaías 38, relata el profeta la curación del Rey Ezequías: “Ezequías cayó enfermo de muerte. Y el profeta Isaías enviado por Dios le dijo: Arregla las Cosas porque vas a morir. Ezequías se volvió a la pared y se puso a llorar y hacer suplicas. Cuando Dios vio el llanto y las suplicas de Ezequías le dijo a Isaías. Dile a Ezequías que he visto su llanto y sus suplicas y lo voy a curar y le voy a añadir 15 años más de vida. Isaías mandó a traer un emplaste de higos, lo aplico en la úlcera de Ezequías y a los tres días estaba totalmente curado”.

En los evangelios Jesús maestro, nos enseña muchas verdades por medio de la higuera. Debajo de una higuera estaba el apóstol Natanael cuando fue llamado por Felipe: «Cuando Jesús vio venir a Natanael, dijo de él: «Ahí viene un verdadero israelita: éste no sabría engañar». Natanael le preguntó: «¿Cómo me conoces?», Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, yo te vi». Natanael exclamó: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le dijo: «Tú crees porque te dije que te vi bajo la higuera. Pero verás cosas aun mayores que éstas. En verdad les digo que ustedes verán los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre». (San Juan 1, 47-51).

Jesús enseña que podemos conocer el tiempo por medio de una Higuera. Dijo Jesús: «Aprendan esta lección de la higuera: cuando están ya tiernas sus ramas y empiezan a brotar las hojas, ustedes saben que se acerca el verano». (San Mateo 24, 32).

Y Jesús para enseñar a los discípulos la necesidad de dar frutos a Dios con la conversión dijo: «Un hombre tenía una Higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Así que le dijo al viñador: Mira por tres años seguidos he venido a esta higuera en busca de frutos, pero nunca lo encuentro. Córtala, pues para qué ha de ocupar terreno inútilmente». Pero el viñador le contesto: «Señor déjala todavía este año, voy a aflojarle la tierra y a echarle abono, con eso dará fruto y sino la cortas». (San Lucas 13, 6-9).

En San Marcos 11 (12-14, 20-24), Jesús enseña que teniendo fe en Dios se pueden desplazar los montes al mar: «Jesús sintió hambre. De lejos vio una Higuera que tenía hojas y se acercó a ella en busca de frutos, pero no lo encontró, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo a la Higuera. Que nunca coma nadie fruto de ti«. Al día siguiente cuando los apóstoles pasaron por la higuera la vieron seca de raíz. Pedro le dijo a Jesús: «Maestro la Higuera que maldijiste se secó». Jesús respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte quítate y arrójate al mar y no duda en su corazón, sino que cree que va a suceder lo que dice, lo que dice lo obtendrá. Por eso os digo que todo lo que pidan en oración creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis«.

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